Cada vez son más los países que se encaminan hacia la neutralidad energética como forma de contrarrestar el cambio climático, y promueven el uso de hidrógeno verde (obtenido mediante energía renovable) para reducir las emisiones en aquellas industrias donde resulta más complicado.
El desarrollo del hidrógeno se encuentra en una etapa muy embrionaria, por lo que su desarrollo precisa de un impulso decidido. Esta pequeña escala del mercado en la actualidad lastra su rentabilidad y supone un impedimento para la participación de actores que contribuyan de forma competitiva a aumentar la demanda y a desarrollar la oferta necesaria
Por este motivo, el desarrollo de acciones gubernamentales resulta fundamental para la implantación de una «economía del hidrógeno». Ya hemos visto cómo Japón, China, o Francia han aceptado el reto. También España ha aprobado una “Hoja de Ruta del hidrógeno”, mostrándose decidida a crear un proyecto de país en torno a este vector energético.
Alemania fue otro de los países que el pasado mes de junio declaró su intención de liderar la carrera mundial por el desarrollo tecnológico que haga viable la producción de tecnologías de hidrógeno verde.
El Gobierno alemán, después de meses de discusión y deliberación, ha presentado una Estrategia Nacional de hidrógeno. Un plan dotado con un proyecto de inversiones de más de 9.000 millones de euros. Las razones para hacerlo fueron muchas, pero la principal se enmarcó en el enorme potencial del hidrógeno verde como principal energía sostenible de futuro.
El plan alemán detalla las aplicaciones para el desarrollo del hidrógeno verde en los sectores productivos clave, y asume la necesidad de un pacto global europeo.
Según apunta el ejecutivo alemán, “solo el hidrógeno producido a partir de energías renovables (hidrógeno ‘verde’) es sostenible a largo plazo y por ello ofrece al mismo tiempo un enorme potencial para apoyar a la economía alemana y europea a hacer frente a las consecuencias de la pandemia del coronavirus”.
Es decir, uno de los objetivos de la Estrategia Nacional del hidrógeno alemana (NWS) pasa por aprovechar las oportunidades económicas asociadas. Para lograrlo, el país propone un plan de apoyo a iniciativas europeas, ya que prevé el desarrollo de un mercado de hidrógeno en este territorio y también a nivel global durante los próximos diez años.
La estrategia alemana girará en torno a los siguientes ejes:
El plan alemán detalla las aplicaciones para el desarrollo del hidrógeno verde en los sectores productivos clave, y asume la necesidad de un pacto global europeo que promoverá desde su posición de presidencia de la Unión Europea, que ostenta hasta finales de este año 2020.
Algunas corporaciones locales ya se han puesto a trabajar, tras el apoyo gubernamental, en el desarrollo de la tecnología de generación de hidrógeno verde.
Es el caso de Siemens Smart Infrastructure y WUN H2, que han anunciado un acuerdo para la construcción de una planta de hidrógeno en el norte de Baviera, que tendrá capacidad de producir más de 900 toneladas de hidrógeno al año en su primera fase. Cuando se amplíe por completo será capaz de suministrar hasta 2.000 toneladas. La inauguración está prevista para finales de este año y su puesta en marcha definitiva a finales de 2021.
Otro ejemplo es el proyecto Westküste 100, que contará con una financiación del Gobierno para crear una nueva metodología y producir hidrógeno verde a partir de energía eólica marina. El proyecto también probará métodos de transporte de hidrógeno por tuberías y su uso en la infraestructura actual y nueva alrededor de la ciudad de Heide.