La mayor parte de la electricidad francesa se genera actualmente a partir de plantas nucleares, una situación que enfrenta a productores y Gobierno con aquellas organizaciones que defienden el medio ambiente y critican el nivel de desechos radiactivos que se producen.
Fue en el año 2018 cuando el Gobierno francés aprobó el Plan Nacional del Hidrógeno con el objetivo de impulsar el despliegue del hidrógeno en la industria y la movilidad. “El hidrógeno puede convertirse en uno de los pilares de un modelo de energía neutro en carbono. Esta molécula, que contiene mucha energía, será esencial dado el alcance de sus propiedades: puede almacenar electricidad, alimentar automóviles, reciclar el dióxido de carbono (CO2) y hacer que los procesos industriales sean más limpios”, dijo el entonces Ministro de Transición Ecológica, Nicolas Hulot, durante el acto de presentación.
A pesar de que Hulot ya no ocupa la cartera de energía en Francia, el interés por esta nueva forma de energía no ha hecho más que crecer. A modo de ejemplo, el pasado mes de septiembre, Francia desplegó su primer autobús de pasajeros impulsado por hidrógeno, y a finales de 2019, la región de Auvernia Ródano-Alpes comprometió 200 millones de euros para el desarrollo de 1.000 vehículos de hidrógeno y 15 electrolizadores.
Aunque el hidrógeno se presenta como una solución fantástica a medio plazo, aún debe superar ciertos obstáculos. En Francia, actualmente, el hidrógeno se produce principalmente a partir de petróleo y gas, y se destina sobre todo a uso industrial, lo que representa alrededor del 3% de las emisiones francesas, según el Ministerio de Energía.
En su plan de energía a largo plazo, Francia apunta a descarbonizar la producción industrial de hidrógeno en aproximadamente un 10% para 2023, y en 2020 ha reservado 100 millones de euros para incentivar su uso, concretamente en el transporte.
“Las iniciativas legislativas francesas en apoyo al desarrollo de esta tecnología, se suman a las europeas, creando entre todas ellas un escenario adecuado” (Philippe Boucly).
Desde la Asociación Francesa para el Desarrollo del Hidrógeno y las Pilas de Combustible (AFHYPAC) destacan el impulso que países de todo el mundo están dando al desarrollo del hidrógeno. Y señalan, a la vez, que Francia también se suma a esta tendencia. “Todas las regiones francesas, sin excepción, han tomado conciencia del interés del hidrógeno como solución a diferentes retos: descarbonización de transporte, calidad del aire, transición energética y desarrollo económico. Por ello, poco a poco van estableciendo estrategias de desarrollo de hidrógeno que van acompañadas de planes de financiación”.
Philippe Boucly, presidente de AFHYPAC, señala, en el documento Hidrógeno en Francia que las iniciativas legislativas francesas en apoyo al desarrollo de esta tecnología se suman a las europeas, creando entre todas ellas un escenario adecuado.
“La Comisión Europea ha reconocido al hidrógeno como cadena de valor estratégica, allanando el camino para el desarrollo de Proyectos Importantes de Interés Común Europeo (IPCEI). En este caso se cumplen las condiciones: un compromiso político a nivel superior, un marco legislativo claro y apropiado, el declive del costo de la electricidad de las energías renovables, así como el menor costo de las tecnologías de hidrógeno, que permiten el crecimiento en diversos usos como industria, movilidad y redes. Para la industria francesa del hidrógeno, ha llegado el momento”, afirma Boucly.
En los últimos meses, esa apuesta se ha materializado en acciones concretas.
Renault ha hecho público su apoyo al hidrógeno y ha lanzado al mercado una gama de vehículos impulsados exclusivamente por hidrógeno. Son más limpios, amplían su autonomía de 120 km a 350 km, y reducen los tiempos de recarga respecto al coche eléctrico. “Nuestros modelos funcionan con energía descarbonizada que respeta el medio ambiente y ofrece toda la comodidad de la conducción eléctrica”, señala Denis Le Vot, responsable de la firma gala.
Por otra parte, un consorcio europeo está llevando a cabo en la región de Nouvelle-Aquitaine una instalación de hidrógeno (proyecto Hyflexpower) en la que ha invertido 15,2 millones de euros. La alianza está formada por la compañía eléctrica francesa Engie, la consultora también gala Arttic, el Centro Aeroespacial alemán, el negocio Gas and Power de Siemens y el fabricante de generadores de turbinas de gas británico Centrax.
El consorcio nace con el objetivo de demostrar que el hidrógeno puede ser producido y almacenado a partir de electricidad renovable y luego mezclado hasta el 100% con el gas natural que se usa actualmente con las plantas combinadas de calor y electricidad. Sus impulsores piensan que podrían ahorrar hasta 65.000 toneladas de emisiones de CO2 anualmente.
Un tercer caso de éxito es de la ciudad de Pau, en el sur de Francia, que ha sido la primera urbe del mundo en poner en marcha el sistema BRT (sistema de autobús de tránsito rápido) impulsado por hidrógeno. Con el nombre de Fébus, ocho autobuses de hidrógeno formarán parte de la red de transporte público de la ciudad.
Por último, a finales de 2019, la región de la Borgoña se movilizó a favor del despliegue masivo del hidrógeno. Así, el 15 de noviembre, el Consejo de Gobierno adoptó una hoja de ruta del hidrógeno que abarcaba el periodo 2020-2030 y se sustentaba en un apoyo financiero de 90 millones euros. Estas inversiones irán orientadas, en gran parte, a la adquisición de trenes de hidrógeno para la línea Auxerre – Migennes y a otros proyectos en las zonas de Dijon, Auxerre y Belfort.
Además, Francia impulsa junto con España, Portugal y Alemania, H2Med, el primer corredor europeo de hidrógeno verde y que podrá transportar el 10 % del consumo de hidrógeno previsto en Europa en 2030.