¿Serán capaces los barcos de alimentarse exclusivamente de energías 100 % limpias? Es el gran interrogante que afronta el transporte marítimo en esta etapa de transición ecológica. Sin embargo, ya existen opciones que están ayudando a despejar la incógnita. Un ejemplo es el caso del ‘Energy Observer’. Esta embarcación, la primera propulsada de forma eléctrica con hidrógeno verde, ha navegado por el mundo sin producir emisiones contaminantes.
La tecnología y la innovación se alían con el compromiso medioambiental en un interesante proyecto que ha servido para comprobar si la combinación de hidrógeno verde y energías renovables puede propulsar a los barcos. El ‘Energy Observer’, construido a principios de la década de los 80, ha sido pionero desde sus inicios. Su novedosa configuración -por aquel entonces era el maxi catamarán más grande del mundo- marcó la evolución de los multicascos. Tanto es así que en 1984 batió un récord al ser el primer barco a vela capaz de navegar unas 500 millas en menos de 24 horas.
Una década después conseguiría formar parte de otro hito de la navegación. En aquella ocasión, la parte central de la embarcación fue la base del multicasco ‘ENZA New Zeland’ con el que Robin Knox-Johnston y Peter Blake lograron en 1994 el Trofeo Julio Verne al dar la vuelta al mundo en menos de 75 días.
El ‘Energy Observer’, que navega por mares de medio mundo, viene a confirmar las posibilidades del hidrógeno marino dentro del proceso de transición energética
Para continuar con su aventura ha sido necesario adaptar la embarcación. O, mejor dicho, transformarla. Tanto como para reducir su peso a menos de 30 toneladas. De esta forma, es el barco más ligero con sistemas de baterías de almacenamiento. Los cambios también son apreciables a simple vista. Para la generación de la energía solar y eólica que alimenta los dos motores eléctricos, se han instalado paneles fotovoltaicos que ocupan una gran parte de la cubierta del catamarán. Asimismo, cuenta con dos turbinas eólicas y una cometa de 50 metros cuadrados. Todo ello es capital para conseguir que funcione gracias a renovables.
Pero, ¿qué ocurre esos días que no hay ni sol ni viento? Es evidente que hace falta una reserva que permita a la maquinaria seguir funcionando. Y aquí entra en juego el hidrógeno verde que la embarcación es capaz de autogenerar a partir del agua de mar. En concreto, se extrae mediante electrólisis del agua marina que el propio barco recoge a medida que se desplaza.
El hidrógeno se almacena en una pila de combustible para utilizarlo cuando hace falta, de tal forma que complementa a la energía solar y eólica, lo que hace que la navegación sea completamente sostenible. No emite a la atmósfera ni emisiones de gases de efecto invernadero ni partículas finas. Sol, viento y agua son los recursos que hacen funcionar los motores eléctricos de este barco.
El ‘Energy Observer’, que navega por mares de medio mundo, viene a confirmar las posibilidades del hidrógeno marino dentro del proceso de transición energética aunque todavía quedan retos por delante. Sin ir más lejos, que sea eficiente autoabastecerse y que su coste no suponga un obstáculo.
Esa cuestión se antoja crucial para hacer viable su uso cuando ya se han demostrado las bondades del hidrógeno verde como alternativa a otros combustibles. Se ha calculado, por ejemplo, que puede generar cuatro veces más energía que el carbón y tres más que el gasoil. Todo ello, con el añadido de reducir las emisiones a la atmósfera.
Precisamente, el potencial del hidrógeno verde es innegable para canalizar grandes cantidades de energía renovable a partir de la generación eléctrica, además de para almacenar y gestionar energía de forma masiva durante largos periodos de tiempo. De hecho, más allá de su aplicación en el transporte, la Comisión Europea reconoce el papel primordial que desempeñará este vector energético en la descarbonización de la economía y el cumplimiento de los diferentes objetivos climáticos.
Precisamente, el ambicioso despliegue de energía eléctrica renovable incluido en el PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima), al que se han de sumar los recursos naturales con los que cuenta España, posiciona al país a nivel europeo como un lugar idóneo para liderar un proyecto de estas características dentro de los denominados IPCEI (Important Project of Common European Interest).
Mientras continúa el camino hacia un horizonte más limpio con alternativas renovables, el hidrógeno verde empieza a ocupar un papel cada vez más relevante. El ‘Energy Observer’ es solo un primer paso.