Del gris al verde, los colores del hidrógeno

30 septiembre, 2021

El color del hidrógeno determina la forma de producción de este, además de ser un indicador de la cantidad de emisiones que genera en el proceso.

El pasado 14 de julio de 2021 la Comisión Europea presentó un paquete legislativo masivo sobre propuestas  climáticas y energéticas para poner en marcha el Pacto Verde Europeo. Estas medidas, conocidas como «Fit for 55», colocan a la UE en un camino para alcanzar la neutralidad climática de una manera justa, rentable y competitiva para 2050.

El objetivo intermedio implica la reducción de las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55 % para 2030, en comparación con los niveles de 1990. Para cumplir esos objetivos, el hidrógeno se presenta como una tecnología clave. Su desarrollo permitirá descarbonizar con éxito las industrias de altas emisiones, el transporte pesado y otros sectores en los que la electrificación no es una opción factible. También posee importantes ventajas logísticas de almacenaje y distribución.

El hidrógeno se presenta como una tecnología clave para  la reducción de las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55 % para 2030

Pero hemos de diferenciar entre los distintos tipos de hidrógeno, ya que su color determinará su utilidad en el camino hacia la neutralidad climática. Si el hidrógeno es un gas que no tiene color, ¿por qué hablamos de hidrógeno verde, azul, gris, etc.?

El hidrógeno es el elemento más abundante del universo pero siempre se encuentra acompañado de otros. Para poder obtenerlo resulta necesario separarlo de dichos elementos. El tipo de energía que se utiliza en el proceso (y su procedencia, renovable o no), determina el color que le otorgamos. De esta manera, nos encontramos con hidrógeno verde, rosa-violeta-rojo, amarillo, blanco, turquesa, negro-gris, azul y marrón.

Esta codificación por colores probablemente tenga fecha de caducidad. Con vistas a un futuro neutro en carbono, tendremos que ir reemplazando las opciones menos respetuosas con el medio ambiente, que se han venido utilizando tradicionalmente en procesos industriales, por alternativas que emiten menos gases a la atmósfera, hasta llegar a un escenario 100 % verde. En este contexto, el hidrógeno verde será el protagonista.

El hidrógeno verde se posiciona como una solución eficaz para favorecer la descarbonización de todos los sectores.

Es el que se genera a partir del agua, haciendo uso de electricidad procedente de energías renovables. En su proceso de obtención no se emite CO₂ y por ello se posiciona como una solución eficaz para favorecer la descarbonización de todos los sectores.
El hidrógeno amarillo es aquel en el que la electricidad utilizada para la electrólisis procede de fuentes mixtas, desde energías renovables hasta combustibles fósiles. El hidrógeno verde que se obtiene de la energía solar también se considera hidrógeno amarillo.
El hidrógeno rosa es aquel hidrógeno que se obtiene mediante electrólisis del agua alimentada por energía nuclear. Es un tipo de hidrógeno bastante sostenible. 
Hablamos de hidrógeno azul para referirnos a aquel hidrógeno que genera emisiones de CO₂ que se capturan para ser posteriormente almacenadas o reutilizadas (por ejemplo, para fabricar ecocombustibles). Se trata de un hidrógeno de bajas emisiones.
Es un tipo de hidrógeno que encontramos en la naturaleza, normalmente en forma gaseosa (H₂). En ocasiones se puede encontrar en depósitos subterráneos.
El hidrógeno turquesa se genera mediante la pirólisis del metal fundido, alimentada por gas natural. En el proceso, el gas natural pasa a través de un metal fundido, y libera hidrógeno y carbono sólido, con lo que se evitan emisiones contaminantes de CO₂. 
Son hidrógenos producidos a partir de materias primas ricas en hidrocarburos, como gas metano, carbón u otros combustibles fósiles. En concreto, el hidrógeno gris  es el producido a partir de gas natural mediante la técnica del reformado por vapor. Hoy en día se tiende a utilizarlos cada vez menos, entre otras razones, porque en su proceso de obtención no se realiza captura de emisiones ni se utilizan energías renovables.