Oímos hablar a menudo de la economía del hidrógeno, pero ¿qué es? Fundamentalmente se trata de un modelo económico energético que consiste en producir de hidrógeno de forma competitiva para utilizarlo como energía baja en carbono, en sustitución de los combustibles fósiles.
Es por ello por lo que la economía del hidrógeno desempeña un papel importante en la reducción de emisiones, el ahorro de energía y en la integración de sistemas con energía limpia y renovable.
El uso generalizado del hidrógeno como combustible parece una opción probable a largo plazo. Sin embargo, los esfuerzos tecnológicos que se están realizando por empresas e instituciones de todo el mundo podrían acelerar los plazos.
El hidrógeno tiene tres beneficios básicos:
1. No produce gases de efecto invernadero
Cuando el hidrógeno se combina con el oxígeno en una pila de combustible, se produce energía en forma de electricidad. Esta electricidad se puede utilizar para impulsar vehículos, como fuente de calor y para muchos otros usos. La ventaja de usar hidrógeno como portador de energía es que cuando se combina con oxígeno, los únicos subproductos son agua y calor. No se producen gases de efecto invernadero ni otras partículas mediante el uso de pilas de combustible de hidrógeno.
2. Se puede producir localmente a partir de numerosas fuentes.
Se puede producir a partir de metano, gasolina, biomasa, carbón o agua. Además, es posible crearlo para consumir localmente o se puede almacenar y distribuir.
3. Si el hidrógeno se produce a partir del agua, tenemos un sistema de producción sostenible.
La electrólisis es el método para separar el agua en hidrógeno y oxígeno. La energía renovable se puede utilizar para alimentar electrolizadores y para producir hidrógeno verde a partir del agua.
El estudio independiente Perspectivas de la Economía del Hidrógeno, elaborado por BloombergNEF a nivel mundial y presentado en 2020, concluyó que el uso del hidrógeno limpio en las próximas décadas lograría reducir hasta un 34% las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero que proceden de los combustibles fósiles y la industria. Y que lo conseguiría, además, a un coste razonable.
Kobad Bhavnagri, autor principal del informe, señala que: “el hidrógeno tiene el potencial de convertirse en el combustible que impulse una economía limpia. En los años venideros, será posible producirlo a bajo coste utilizando energía eólica y solar, almacenarlo durante meses, y luego distribuirlo a demanda para alimentar todo, desde barcos hasta fábricas de acero”.
El uso del hidrógeno limpio en las próximas décadas lograría reducir hasta un 34% las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero
Mario Carrero, CEO de H2Greem, empresa surgida dentro del programa de emprendimiento e innovación abierta Enagás Emprende, dedicada a la fabricación de soluciones a medida para la generación de hidrógeno, también comentaba recientemente en la entrevista que publicamos en este blog que “la economía del hidrógeno está aquí. Las tecnologías relacionadas con el uso del hidrógeno verde son maduras, seguras y listas para ser desplegadas a gran escala”.
Convertir en realidad la economía del hidrógeno requiere un fuerte esfuerzo normativo y financiero. La sociedad demanda avances hacia un modelo más respetuoso con el planeta. Varios países, entre ellos España, ya han sabido ver la oportunidad y han marcado la hoja de ruta, que marca procesos a seguir y objetivos a alcanzar. Así, el gobierno de España aprobó la ‘Hoja de Ruta del Hidrógeno’, plan de actuación para el impulso del hidrógeno como vector energético de futuro y para situar al país como referente internacional en este mercado. En este contexto, las infraestructuras existentes pueden jugar un importante papel, porque están preparadas para el transporte y almacenamiento de hidrógeno.
El hidrógeno tiene el potencial de convertirse en el combustible que impulse una economía limpia
Otros países que avanzan hacia una economía del hidrógeno son Australia, que quiere aprovechar su gran capacidad renovable para comenzar a producir y exportar hidrógeno verde, o Canadá, que ha visto un gran potencial en los futuros mercados de hidrógeno verde, como productor de gas y también como fabricante de pilas de combustible.
Francia también posee un gran plan de despliegue de la economía del hidrógeno verde, Japón es posiblemente el mercado más avanzado del hidrógeno verde en todo el mundo, Noruega tiene un gran potencial para crear hidrógeno a partir de energía hidroeléctrica, además de ser pionera en el uso de pilas de combustible en transbordadores, el Reino Unido es uno de los principales mercados eólicos marinos del mundo y observa al hidrógeno renovable como una manera fantástica para la reducción de las importaciones de gas natural… Los ejemplos son muchísimos.