El hidrógeno se clasifica por colores y el conocido como blanco o como hidrógeno natural, dorado o geológico, es un gas que se genera en el interior de la corteza terrestre. A diferencia del verde, amarillo, rosa o azul, entre otros colores, este tipo de hidrógeno no se obtiene a través de ningún proceso de transformación, sino que se origina naturalmente debido a diferentes fenómenos químicos y geológicos. La filtración de agua entre las placas tectónicas o la descomposición de determinados sedimentos del subsuelo ricos en hierro son dos ejemplos de la producción natural de hidrógeno blanco.
Que no requiera de métodos industriales para su producción, sumado a la característica del hidrógeno en general de no emitir CO2 durante su utilización como vector energético, hace que el hidrógeno blanco sea considerado un gas totalmente libre de emisiones. Otra de sus principales características es que se genera de forma constante en aquellos sitios que cumplen las condiciones necesarias.
Sin embargo, aún es necesario profundizar en este tipo de hidrógeno para resolver diversas cuestiones técnicas. Algunas de ellas relacionadas, principalmente, con estimaciones más aproximadas sobre la cantidad existente en el subsuelo, su viabilidad para ser extraído en los diferentes entornos donde se encuentre o la eficiencia -técnica y económica- para introducirlo en el mercado energético.
En la década de los años 60, la Empresa Nacional de Petróleos de Aragón buscaba crudo en la zona de Monzón, en Huesca, pero lo que encontró fueron indicios de hidrógeno blanco a más de tres kilómetros de profundidad. En ese momento, el hallazgo se consideró como una curiosidad -generalmente el hidrógeno se encuentra combinado con otros elementos-, y los trabajos en el yacimiento se dieron por finalizados.
Se calcula que el sistema montañoso de los Pirineos podría aportar entre cinco y diez millones adicionales de toneladas de hidrógeno blanco
Más de cinco décadas después, en 2022, una alianza público-privada impulsó nuevamente las exploraciones en el lugar, detectando altos niveles de concentración de hidrógeno natural. De concretarse la puesta en funcionamiento de este yacimiento, las estimaciones indican que se podrían extraer un total de 1,1 millones de toneladas de hidrógeno blanco.
Igualmente, se prevé que a lo largo de todo el sistema montañoso de los Pirineos existen más estructuras similares, que podrían aportar entre cinco y diez millones adicionales de toneladas de hidrógeno
En términos globales, el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) calcula que existen hasta cinco billones de toneladas de hidrógeno natural en las entrañas de nuestro planeta. Si bien gran parte de esas reservas posiblemente sean inaccesibles, bastaría con que se pudiera extraer hidrógeno blanco de varias de ellas para satisfacer la demanda prevista durante cientos de años. De hacerse realidad, sería un paso gigante que contribuiría en la lucha contra la descarbonización y el cambio climático.
Actualmente, solo se explota un yacimiento de hidrógeno blanco en el mundo. Se trata de un pozo ubicado en Mali, concretamente en la localidad de Burakebugu. Este pozo fue descubierto por casualidad a finales de la década de los años 80 mientras se perforaba el subsuelo en busca de agua. Además, existen diversos proyectos de investigación en curso en países como Francia, Albania o Estados Unidos.
El Gobierno francés, por ejemplo, ha dado luz verde en la región de los Pirineos Atlánticos a una prospección minera de hidrógeno, helio y sustancias afines denominada “Sauve Terre H2”. Este trabajo permitirá analizar una superficie en torno a 225 km2 a lo largo de ese territorio.
En la actualidad, solo se explota un yacimiento de hidrógeno blanco en el mundo: un pozo ubicado en Mali
También en Francia, en este caso en la región de Lorena, se ha descubierto de forma accidental un importante yacimiento de hidrógeno natural mientras un equipo de investigadores del Laboratorio de Georrecursos de la Universidad de Lorena (CNRS) analizaba los niveles de metano existentes en el suelo.
Según el CNRS, en ese yacimiento podría haber unos 46 millones de toneladas de hidrógeno natural. Esta cifra equivale a más de la mitad de la producción anual de hidrógeno gris de todo el planeta.
Del mismo modo, en una mina de cromita ubicada en Bulqizë, un municipio de Albania, se ha identificado un potencial de producción de más de 200 toneladas de hidrógeno blanco al año. En Nebraska (EE. UU.), por su parte, ya se ha llevado a cabo la perforación del primer pozo de hidrógeno blanco del país, mientras que en geografías como Australia, el Gobierno ha concedido decenas de licencias de explotación en torno a este tipo de hidrógeno. De hecho, se cree que el sur australiano podría almacenar suficiente hidrógeno blanco como para abastecer a la ciudad de Adelaida, la quinta localidad más poblada de ese país, durante 40 años.