Argentina está tratando de posicionarse como destino de inversiones para afianzar una economía del hidrógeno. Su esperanza es que esta tecnología sume en el crecimiento económico del país y en un futuro más sostenible.
Para ello, el Gobierno argentino, en colaboración con la comunidad empresarial y académica, ha elaborado la Estrategia Nacional de Hidrógeno bajo en emisiones 2030 para fomentar la colaboración público – privada, la inversión en ciencia y tecnología y la participación del sector industrial, entre otras iniciativas, para el despliegue de este vector energético.
De entre todos los tipos de hidrógeno, el país tiene su foco puesto en el hidrógeno renovable, puesto que le permitirá descarbonizar la matriz energética, minimizar el impacto ambiental de un deseado crecimiento económico, reforzar el desarrollo territorial y crear empleos de calidad.
Argentina ya cuenta con una Ley de Promoción de Hidrógeno de 2006 que, aunque derivó en distintos planes nacionales con resultados diversos, ha permitido al país dar sus primeros pasos en este sector. Así, cuenta con varias plantas experimentales e investigadores especializados en hidrógeno.
Tras esas experiencias, el Gobierno argentino quiere impulsar más este incipiente sector. Por ello nace la Estrategia Nacional de Hidrógeno bajo en emisiones 2030, que busca configurar una Hoja de Ruta que involucre a todos los actores relevantes, para desplegar una cadena productiva amplia con empleos de calidad y que permita un crecimiento de las exportaciones.
El país busca desplegar una cadena productiva amplia con empleos de calidad y que permita un crecimiento de las exportaciones
Ambas cuestiones, empleos y exportaciones, son muy importantes para el país. Con grandes altibajos y largos períodos de crisis, su economía necesita una revitalización que podría venir de la mano del hidrógeno.
La Estrategia Nacional de Hidrógeno bajo en emisiones 2030 en Argentina se concibe como un documento con objetivos de largo plazo, que incluya metas a corto plazo para avanzar hacia el desarrollo de una actividad que genere 50.000 empleos y 15.000 millones en exportaciones para 2050.
En ella se otorga un papel clave al desarrollo tecnológico y la formación en los próximos 15 o 20 años. Y como gran productor de gas natural, ese desarrollo puede venir de la mano del hidrógeno azul. También, como no puede ser de otro modo, la estrategia pasa por sentar las bases legales de un marco regulatorio y unas normas técnicas que le permitan promocionar de manera sostenible la producción de hidrógeno verde.
En Argentina se dan las condiciones necesarias para que el país se convierta en una referencia de esta industria. Principalmente porque cuenta con fuentes de energía naturales inagotables como grandes extensiones en las que sopla el viento, con alta radiación solar y aguas abundantes. Pero también porque produce alrededor de 400.000 toneladas de hidrógeno gris (sin captura de emisiones, lo cual ofrece un importante margen de mejora en términos de sostenibilidad) y porque más de la mitad de su producción actual de energía corresponde al gas natural (la base para producir hidrógeno azul).
Además, al contar con la segunda mayor reserva de gas natural del mundo y con una extensa red de gasoductos (16.000 km que se pueden aprovechar para transportar el hidrógeno), Argentina ha consolidado una industria de bienes y servicios relacionados con el gas. Y no sólo eso, sino que también es una potencia en fuentes para la producción de biomasa y biocombustibles (a partir de maíz, caña de azúcar y soja).
Se dan las condiciones necesarias para que Argentina se convierta en una referencia de esta industria
Aunque las condiciones son adecuadas, el país también cuenta con importantes retos que superar. Algunos, gracias a la Estrategia Nacional de Hidrógeno bajo en emisiones 2030, ya se están abordando, como el diálogo entre las partes implicadas y la búsqueda de consensos. Del mismo modo, se están dando pasos para transformar la matriz energética del país, que actualmente está dominada por el gas natural, el petróleo y la energía nuclear.
Otro de los retos es la financiación, totalmente necesaria de cara a impulsar una industria como la del hidrógeno a nivel nacional. Esta circunstancia compleja, sin embargo, se puede abordar con el apoyo de la financiación externa. Y para ello, de nuevo, es importante establecer los marcos regulatorios y las facilidades necesarias para que las empresas extranjeras inviertan en Argentina.
Algunas, ya han dado el paso. A finales del año 2021, por ejemplo, se anunció un gran proyecto para la producción de hidrógeno verde por parte de una empresa australiana en la provincia de Rio Negro. Esta inversión internacional pretende crear 15.000 empleos directos y generar 2,2 millones de toneladas anuales de hidrógeno verde en 2030.
Por tanto, la transición hacia una economía del hidrógeno renovable es viable para Argentina. Con unas condiciones geográficas envidiables, la primera piedra ya ha sido puesta con la Estrategia Nacional de Hidrogeno bajo en emisiones 2030.