El hidrógeno es clave para cumplir con los objetivos climáticos, al ser un vector energético versátil que puede contribuir con la descarbonización de la economía. Aprovechando esto, Bélgica utilizará parte de los fondos europeos para construir la denominada «isla de la energía”, un proyecto centrado en la producción de energía eólica y en el que el hidrógeno renovable también tiene cabida.
Europa consume mucha más energía de la que produce, situación que por el momento no parece que vaya a cambiar. Bélgica, por lo tanto, no es una excepción. Se trata de un país pequeño, con una economía parcialmente impulsada por grupos industriales que demandan altos niveles energéticos, como el químico, farmacéutico o manufacturero, entre otros.
Este país debe redoblar sus esfuerzos para lograr las cero emisiones netas de carbono para 2050, y adoptar una estrategia clara y viable para producir, importar y promover el uso eficiente de la energía renovable. El Plan Nacional Integral de Energía y Clima 2021-2030 belga aumenta su apuesta por las energías renovables, limita la producción de energía nuclear e impulsa el desarrollo del hidrógeno.
El apoyo de la Unión Europea será esencial para propiciar la transición ecológica de Bélgica. El país destinará gran parte de los fondos de recuperación a la construcción de una isla energética a cuarenta kilómetros de su costa.
La isla Princesa Elisabeth será la primera isla energética artificial del mundo que generará energía eólica: 2,1 gigawatios de electricidad, el equivalente a dos tercios de toda la producción nuclear belga. Se trata de un proyecto que siempre ha estado en la mesa de las autoridades belgas, pero se había desechado por su alto coste y complejidad técnica. Éste, está impulsado por el operador del sistema de transmisión eléctrica, Elia, y será construido por las empresas belgas especializadas en proyectos de construcción marítima DEM y Jan de Nul.
La isla Princesa Elisabeth será la primera isla energética artificial del mundo que generará energía eólica: 2,1 gigawatios de electricidad
Ahora, gracias a los fondos europeos, el proyecto cobra impulso. Además, el Gobierno belga destinará también 100 millones de euros y contará hasta con 420 millones de financia de capital privado. Adicionalmente a la generación de energía eólica, el Gobierno pretende instalar una planta de hidrógeno, albergar servidores informáticos de centros de datos, conectar paneles fotovoltaicos flotantes, etc.
Bélgica es un país con una limitación solar e hidráulica para la generación de energías renovables. Por ello, además de los diferentes proyectos que van teniendo lugar en el país para la producción de hidrógeno verde, encontramos la Coalición de Importación de Hidrógeno, formada por DEME, ENGIE, Exmar, Fluxys, Puerto de Amberes, Puerto de Zeebrugge y WaterstofNet.
Esta coalición presentó recientemente una hoja de ruta explicando la importación de hidrógeno en Bélgica, proporcionando información sobre posibles escenarios a futuro y describiendo las acciones y medidas necesarias para transformar el país en un centro energético climáticamente neutro.
La importación de hidrógeno será necesaria para el establecimiento de la futura economía de energía renovable de Bélgica. Podría producirse a través de gasoductos, de diversos vehículos impulsados por hidrógeno, o a través del puerto de Amberes.
La importación de hidrógeno será necesaria para el establecimiento de la futura economía de energía renovable de Bélgica
Por este motivo, el puerto de Amberes desempeña un papel crucial en los planes belgas para alcanzar la neutralidad climática de aquí a 2050. Este puerto es el actual centro energético y uno de los más activos de Europa. Además, alberga varias grandes empresas de la industria química, que podrían convertirse en los primeros usuarios potenciales de este hidrógeno renovable.