Contempla la importación masiva de hidrógeno como clave para cumplir con los objetivos climáticos. Utilizará parte de los fondos europeos para construir “la isla de la energía”
Europa consume mucha más energía de la que produce, situación que por el momento no parece que vaya a cambiar, y Bélgica no es una excepción. Se trata de un país pequeño, con una economía parcialmente impulsada por grupos industriales muy exigentes energéticamente.
En la balanza energética belga influye también la eliminación gradual prevista de sus centrales nucleares, ocho reactores que habían venido cubriendo casi la mitad de la producción de energía del país.
Por lo tanto, este país debe redoblar sus esfuerzos para lograr unas emisiones netas de carbono cero para 2050, y adoptar una estrategia clara y viable para producir, importar y promover el uso eficiente de la energía renovable.
Por ello, su gobierno está preparando una política de transición ecológica cuyo anuncio se prevé para finales de año, en la que se espera que el hidrógeno juegue un papel relevante.
También será importante el apoyo de la Unión Europea, ya que Bélgica destinará gran parte de los fondos de recuperación a la construcción de una isla energética a cuarenta kilómetros de su costa.
Será una isla multifuncional, que generará, sólo en energía eólica, 2,1 gigawatios de electricidad, el equivalente a dos tercios de toda la producción nuclear belga. Se trata de un proyecto que siempre ha estado en la mesa de las autoridades balonas, pero se había desechado por su alto coste y complejidad técnica.
Bélgica destinará gran parte de los fondos de recuperación a la construcción de una isla energética a cuarenta kilómetros de su costa
Ahora, con los fondos europeos, el proyecto cobra impulso. Y el Gobierno plantea destinar al mismo 420 de los 5.900 millones de euros asignados.
Además de generación de energía eólica y producción de hidrógeno verde, el Gobierno pretende que la isla tenga otros usos, como puede ser albergar servidores informáticos de centros de datos, conectar paneles fotovoltaicos flotantes, etc.
Pero Bélgica es un país con una clara limitación solar e hidráulica para la generación de energías renovables. Por ello, además de los diferentes proyectos que van teniendo lugar en el país para la producción de hidrógeno verde, encontramos la Coalición de Importación de Hidrógeno, formada por DEME, ENGIE, Exmar, Fluxys, Puerto de Amberes, Puerto de Zeebrugge y WaterstofNet.
Esta coalición acaba de presentar un estudio que concluye que la importación de hidrógeno será necesaria para el establecimiento de la futura economía de energía renovable de Bélgica.
Para alcanzar el objetivo climático de reducir las emisiones de CO2 en un 80% para 2050, ven imprescindible la creación de infraestructuras que permitan la importación de hidrógeno.
Esta importación podría producirse a través de gasoductos, de diversos vehículos impulsados por hidrógeno, o a través del puerto de Amberes.
La importación de hidrógeno será necesaria para el establecimiento de la futura economía de energía renovable de Bélgica
De hecho, el puerto de Amberes ya ha presentado sus planes para importaciones ‘masivas’ de hidrógeno verde. Este puerto es uno de los más activos de Europa. Además, alberga varias grandes empresas de la industria química, que podrían convertirse en los primeros usuarios potenciales de este hidrógeno renovable.