Más de la mitad de proyectos en desarrollo de hidrógeno anunciados en 2021 están teniendo lugar en Europa. Pero esta tecnología tiene que cumplir una serie de hitos relevantes para poder alcanzar su despliegue a gran escala
El pasado mes de diciembre se clausuró la Semana Europea del Hidrógeno en Bruselas, una cita en la que se abordaron las oportunidades para la producción y utilización de hidrógeno, con un claro objetivo: avanzar hacia una estrategia de hidrógeno para la Unión Europea que ayude a lograr los objetivos del Pacto Verde Europeo.
Desde el discurso de apertura Ursula Von der Leyen hizo un alegato sobre el importante papel que va a jugar el hidrógeno verde en la transición ecológica en Europa. Y como muestra, la presidenta de la Comisión Europea puso de relieve que más de la mitad de proyectos de despliegue de hidrógeno anunciados en 2021 en todo el mundo se están desarrollando en Europa.
Uno de estos proyectos es Green Hysland en la isla de Mallorca, considerado por la presidenta de la CE como un gran ejemplo. “Es el primer valle de hidrógeno en una isla europea. Generará, distribuirá y utilizará al menos 300 toneladas de hidrógeno renovable cada año producido a partir de energía solar”, afirmaba en octubre de 2021.
La apuesta por el hidrógeno limpio es, junto al impulso de los vehículos eléctricos y la fiscalidad verde, una de las claves del Pacto Verde Europeo. Esta estrategia se sustenta, a su vez, en el objetivo de alcanzar la neutralidad climática en 2050 y en una reducción de emisiones del 55 % en 2030 en el conjunto de los países de la UE.
La apuesta por el hidrógeno limpio es, junto al impulso de los vehículos eléctricos y la fiscalidad verde, una de las claves del Pacto Verde Europeo
El hidrógeno generado a partir de agua, haciendo uso de la electricidad procedente de energías renovables, no emite CO2. Así, este hidrógeno, denominado verde, es considerado una solución eficaz que ayuda a la descarbonización del mix energético.
La Comisión Europea tiene clara la hoja de ruta que se explica en la Estrategia Europea del Hidrógeno, desarrollada en el marco del Green Deal. Dicha estrategia marca los próximos pasos a dar:
Instalación, antes del fin de 2024, de electrolizadores junto a los centros de demanda más importantes, como refinerías o industrias químicas; así como la distribución de hidrogeneras para el repostaje de vehículos de pilas de combustible (primero autobuses y después camiones eléctricos, principalmente).
En la segunda fase, de 2025 a 2030, se espera ver una mejora sustancial en el despliegue de la tecnología del hidrógeno. Con el impulso de compañías y administraciones públicas, se pretende llevar esta energía a diferentes industrias y medios de transporte. Y así, se espera que contribuya a flexibilizar el sistema eléctrico, reforzar el uso de renovables y mejorar la seguridad del suministro.
La tercera fase, establecida entre los años 2030 y 2050, se corresponde con la madurez de las tecnologías de hidrógeno. En este contexto, estos sistemas serán capaces de llegar a sectores más complejos por cuestión de costes o viabilidad técnica. Durante los 20 años de la última fase de la Estrategia Europea del Hidrógeno se pretende llegar a un escenario en el que la cuarta parte de la electricidad renovable sea usada para la producción de hidrógeno verde.
Uno de los requisitos para el aumento de la producción de hidrógeno limpio es la reducción de costes. Aquí es donde la UE se marca el principal objetivo para alcanzar el primer hito: que el precio del hidrógeno verde disminuya por debajo de los 1,80 €/kg en el año 2030. Y para alcanzar ese hito, es necesario seguir promocionando el desarrollo tecnológico.
El desarrollo de tecnologías limpias de hidrógeno es un factor clave, tanto para la reducción de costes como para la expansión de su propio uso. Uno de los potenciales más esperanzadores del hidrógeno verde es su contribución a la descarbonización de sectores complejos, como la industria. Pero antes es importante avanzar en su adopción en otras áreas. En este sentido, Von der Leyen auguró la posibilidad de ver el primer avión impulsado por hidrógeno en los próximos 10 años.
El desarrollo de tecnologías limpias de hidrógeno es un factor clave, tanto para la reducción de costes como para la expansión de su propio uso
De este modo, un hidrógeno limpio que sea rentable y se haya extendido en diversos sectores será determinante en los objetivos climáticos establecidos para 2050 en la Unión Europea.
El liderazgo que está asumiendo la Unión Europea en materia de hidrógeno verde es fundamental para que los países miembros desarrollen sus propios planes que impulsen el objetivo común, mediante ayudas públicas, subvenciones y colaboración público-privada. En este sentido, España lanzó las convocatorias del PERTE (Proyecto Estratégico para la Recuperación y la Transformación Económicas) de energías renovables, hidrógeno renovable y almacenamiento el día 20 de diciembre.
El hidrógeno renovable es uno de los aspectos cruciales de este programa de ayudas con un total de 1.555 millones de euros públicos de los 6.900 M€ totales, y hasta 2.800 millones de capital privado, de un total de 9.500 para el conjunto de medidas del PERTE. Con ello, España aspira a producir el 10 % del hidrógeno verde de la UE en 2030 (en torno a 4 GW) y convertirse en un referente en la materia.