El hidrógeno renovable y el amoníaco verde representan dos pilares para avanzar hacia la descarbonización y la sostenibilidad energética. El objetivo de la descarbonización no pasa por una única solución, sino que cuantas más tecnologías y alternativas podamos desplegar, más sencillo, seguro y ágil será el proceso.
El hidrógeno renovable se produce a partir de agua y fuentes de energía limpias como la eólica o la solar. Su principal ventaja radica en que no produce emisiones de gases contaminantes ni en su producción ni en su utilización. Otra de las ventajas del hidrógeno renovable es su versatilidad, pudiendo ser utilizado de muy variadas formas:
El amoníaco es uno de los compuestos químicos más producidos del mundo por sus múltiples aplicaciones industriales. Su uso principal se da en la industria de fertilizantes, pero su papel como vector energético (es capaz de almacenar energía para liberarla posteriormente de forma controlada) está ganando relevancia gracias especialmente a su capacidad para almacenar, transportar y liberar hidrógeno.
El amoníaco está ganando relevancia gracias especialmente a su capacidad para almacenar, transportar y liberar hidrógeno
El amoníaco es un importante portador de hidrógeno ya que, en concreto, el amoníaco verde se produce a partir de la reacción de hidrógeno renovable y nitrógeno atmosférico en un proceso en el que se emplean energías renovables como la eólica o la solar, y no se genera CO2.
Su utilización en el sector de la energía también es muy versátil, constituyendo una alternativa más para descarbonizar la economía y presentando múltiples ventajas en distintos ámbitos como:
La combinación de hidrógeno y nitrógeno produce amoníaco, y cuando este último se descompone se convierte en un eficiente portador de hidrógeno, con un alto contenido de este gas. Esto convierte al amoníaco en una buena opción para el transporte de hidrógeno a gran escala. Por este motivo el amoníaco verde puede ser una de las claves para exportar el hidrógeno renovable desde países como España.
El amoníaco verde puede ser una de las claves para exportar el hidrógeno renovable desde países como España
El empleo de amoníaco licuado para transportar y almacenar hidrógeno verde permite su distribución por vía marítima de una forma eficiente. Sin embargo, este procedimiento no es el más indicado si el objetivo es volver a convertir el amoníaco en hidrógeno. Para este cometido, es más eficiente el transporte de hidrógeno renovable en forma gaseosa por hidroductos como el futuro H2Med, que unirá Portugal, España, y Francia con otros países del entorno europeo como Alemania, y que estará en funcionamiento en 2030.
Enagás estima que España podrá exportar a través de este ducto 2 millones de toneladas de hidrógeno para 2030, mientras que se podrían enviar otros 0,45 millones de toneladas en forma de amoníaco desde los distintos puertos españoles.
Aunque queda camino por recorrer en regulación, tecnología e infraestructuras, las estimaciones ponen de manifiesto que el amoníaco y el hidrógeno verde serán complementarios y permitirán a España convertirse en un hub exportador de hidrógeno renovable a Europa.
La I+D+i es fundamental para desplegar todo el potencial del hidrógeno y el amoníaco
La participación de las administraciones y su colaboración con el sector privado es crucial para hacerlo realidad. La I+D+i también es fundamental para desplegar todo el potencial del hidrógeno y el amoníaco. La investigación, desarrollo e innovación permiten mejorar la eficiencia y reducir los costes asociados a la producción, almacenamiento y distribución de ambos elementos.
El impulso de la Unión Europea y el respaldo del Gobierno español están acelerando esta transformación, en la que el expertise de las compañías nacionales nos acerca un poco más a un futuro sostenible. Con un compromiso colectivo será más sencillo transitar hacia una economía baja en carbono y más respetuosa con el medio ambiente.