La economía verde puede definirse como un modelo económico que busca promover el desarrollo sostenible y la utilización responsable de los recursos, minimizando así el impacto ambiental de las actividades económicas y las consecuentes emisiones de carbono asociadas.
Podemos decir que la economía verde es, por tanto, una estrategia de equilibrio. Presenta un marco en el que las actividades económicas se desarrollan de una forma respetuosa con el entorno natural, asentándose sobre la idea de equilibrar el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental.
La economía verde es una estrategia de equilibrio entre el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental
A diferencia de otros modelos económicos tradicionales, que históricamente han priorizado el crecimiento a corto plazo sin considerar plenamente las consecuencias ambientales, la economía verde aboga por la incorporación de los valores ecológicos y sociales en la toma de decisiones económicas.
Es importante reseñar que se trata de una teoría económica que, como cualquier otra, cuenta con sus seguidores y detractores. En cualquier caso, su influencia en otros modelos económicos tradicionales es indudable, ya que la cuestión climática ya está presente de alguna forma en todos ellos.
El término “verde” se suele asociar a la protección y conservación del medio ambiente, y como su propio nombre indica, la economía verde tiene estos objetivos como primordiales. Sin embargo, no son los únicos, ya que este marco no renuncia al desarrollo económico ni al crecimiento. Podríamos decir que no apuesta todo al verde, pero sí pretende incluir ese color en la ecuación.
La transformación hacia una economía verde implica cambios en los modelos de producción y consumo para enfrentarnos a la crisis económica y ambiental
Esto implica un necesario equilibrio entre los factores económicos, sociales y ambientales con el fin último de generar riqueza sin comprometer el futuro de las próximas generaciones y del planeta.
Se trata de un cambio de paradigma en los modelos económicos predominantes que se asienta sobre los siguientes objetivos:
Estos objetivos de la economía, además, se consideran imprescindibles para aumentar la resiliencia de las sociedades y las economías frente al cambio climático.
La transformación hacia una economía verde implica cambios en los modelos de producción y consumo para enfrentarnos a la crisis económica y ambiental actual. Por tanto, sus defensores la ven como la única alternativa capaz de generar beneficios económicos, sociales y medioambientales, frente a otros modelos que ponen alguno de esos beneficios por encima del resto.
En base a esos tres grandes bloques de beneficios, podemos identificar algunas ventajas de la economía verde como:
Cualquier medida orientada al desarrollo económico sostenible puede ser considerada parte de una economía verde, pero existen algunas grandes tendencias globales que representan el creciente interés por el desarrollo económico sostenible.
Uno de los mejores ejemplos de estas tendencias es la economía circular, el modelo de producción y consumo que propone un flujo constante en el que los productos y servicios pueden ser utilizados de forma continua.
La economía verde representa una evolución en la manera en la que abordamos los desafíos económicos y medioambientales
Frente al modelo lineal (extracción – producción – consumo – desperdicio), la economía circular propone que los residuos vuelvan al principio de la cadena para reingresar al sistema productivo. La economía circular empieza con un menor consumo a través del alquiler, la reparación, la reutilización, el reciclaje o la llamada economía colaborativa (compartir bienes y servicios compartiendo gastos); pero también confía en la innovación para desarrollar nuevos productos biodegradables o nuevos modelos de negocio circulares.
Otro ejemplo paradigmático, además de uno de los pilares de la economía verde, es la transición energética. El sector energético es crucial para el bienestar social y el desarrollo económico, sin embargo, tradicionalmente ha tenido un alto impacto ambiental. Por tanto, la transición que se está realizando en los últimos años hacia un modelo energético donde se prima la generación eléctrica con renovables, la eficiencia energética, los combustibles ecológicos, los vectores como el hidrógeno y la captura de carbono tiene una relevancia capital.
La economía verde representa una evolución en la manera en la que comprendemos y abordamos los desafíos económicos y medioambientales que parece imparable. Al adoptar un enfoque holístico que considera las interconexiones entre economía, medio ambiente y sociedad, esta perspectiva supone una esperanza para un sistema más sostenible y equitativo que debemos explorar para un futuro mejor para todos.