Estados Unidos lanzó su estrategia ‘US National Clean Hydrogen Strategy and Roadmap’ para el desarrollo del hidrógeno en el mes de junio, un plan que iguala la apuesta que está realizando la Unión Europea con el programa REPowerEU: alcanzar una producción de 10 millones de toneladas de hidrógeno para el año 2030.
La estrategia y hoja de ruta del hidrógeno contará con fondos de la IRA (Inflaction Reduction Act), una ley de gastos de gran envergadura que realizará inversiones para reducir el déficit y luchar contra la inflación mientras se realizan actuaciones históricas para combatir el cambio climático y fortalecer la seguridad económica y energética del país. Con 370.000 millones de dólares, representa la inversión más grande en la historia de los EEUU para alcanzar el objetivo de la sostenibilidad.
Este plan iguala la apuesta que está realizando la UE con REPowerEU: alcanzar una producción de 10 millones de toneladas de hidrógeno para el año 2030
Con esta estrategia, Estados Unidos quiere ofrecer un marco para promover la producción, el almacenamiento y el uso de hidrógeno renovable que, adicionalmente, puede crear hasta 100.000 nuevos puestos de trabajo dentro de siete años.
Entre los objetivos que establece se encuentra que el hidrógeno represente el 14 % de la demanda energética de Estados Unidos para 2050. Con incentivos de 3 dólares por kilogramo, se pretende crear un marco para acelerar la implementación y el desarrollo del hidrógeno renovable para producir 10 millones de toneladas en 2030, 20 millones en 2040 y 50 millones en 2050.
Algunos de los desafíos a los que se enfrenta EEUU son la falta de una infraestructura de distribución, la falta de fabricación a gran escala, los desafíos relacionados con los costes, así como la durabilidad, confiabilidad y disponibilidad de una cadena de suministro completa.
Para solucionar estos retos, la hoja de ruta, que ha sido elaborada por agencias estatales como la NASA y la Agencia de Protección Ambiental, junto a los Departamentos Federales de la Oficina Ejecutiva de la Presidencia, Energía, Interior, Trabajo, Defensa, Transporte, Agricultura, Comercio y el Departamento de Estado, se centra en tres estrategias:
1. Dirigirse a sectores difíciles de descarbonizar mediante otros métodos como la electrificación, por ejemplo, la industria pesada o el transporte. El hidrógeno renovable tiene un papel fundamental en este cometido y es preciso ponerlo en valor para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones.
2. Reducir el coste de producción y entrega del hidrógeno a través de avances en tecnología, aumento en la producción y mejoras en la cadena de suministro. La estrategia de Estados Unidos contempla que, además de los costes, la falta de infraestructura de distribución y la falta de fabricación a gran escala son dos desafíos importantes. Entre las medidas propuestas se encuentra la financiación del hidrógeno verde para las industrias con altas emisiones, como la producción de acero o el transporte pesado.
3. Establecer Centros Regionales de Hidrógeno limpio para desarrollar una infraestructura de transporte que facilite el despegue del mercado. Estos centros se enfocarán en desarrollar redes regionales para promover la producción, transporte, almacenamiento y consumo de hidrógeno limpio. Las redes regionales impulsarán la escalabilidad gracias a la reducción de costes de transporte e infraestructura, creando también oportunidades para la equidad, la inclusión y la sostenibilidad.
Entre los objetivos se encuentra que el hidrógeno represente el 14% de la demanda energética de Estados Unidos para 2050
La Administración estadounidense confía en su pujanza en materia de innovación para contar así con la colaboración de los laboratorios nacionales, la industria y las instituciones académicas. Así, la hoja de ruta del hidrógeno promueve un enfoque multifacético para implementar estrategias a gran escala y dar pasos que lleven a conseguir la producción de 10 millones de toneladas de hidrógeno renovable en 2030:
1. Aumento de la inversión en investigación y desarrollo para reducir costes que permitan una economía de escala en una década. Esto implica aumentar la financiación de proyectos de hidrógeno limpio, pero también en proyectos de innovación y programas de colaboración entre organizaciones.
2. Construcción de infraestructuras de producción, almacenamiento y distribución, expandiendo la red actual de gasoductos y promocionando la creación de estaciones de recarga para el transporte.
3. Consideración de factores regionales, como la disponibilidad de recursos, para expandir la producción de hidrógeno. Ponen así el foco en concentrar los esfuerzos en la producción de hidrógeno y su utilización en proximidad, reduciendo costes de transporte e infraestructura.
4. Fomento de asociaciones público-privadas para compartir conocimientos, recursos y buenas prácticas para acelerar el desarrollo de tecnologías de hidrógeno.
El apoyo político, el marco regulatorio y los incentivos financieros tendrán un papel crucial
Esto conlleva un esfuerzo coordinado de distintos actores, por lo que el apoyo político, el marco regulatorio y los incentivos financieros tendrán un papel crucial. La inversión e incentivos de 9.500 millones de dólares comprometidos en La Ley de Reducción de la Inflación de agosto de 2022, sin duda, constituirán un importante aliciente.
La estrategia del hidrógeno de EEUU no solo pretende crear un sólido sector del hidrógeno renovable, sino reforzar la independencia energética del país, incrementando su seguridad y creando nuevas oportunidades de desarrollo sostenible.