El hidrógeno renovable se está convirtiendo en una pieza clave del puzle energético de Europa, una región que tiene entre sus objetivos a futuro alcanzar la neutralidad climática en 2050.
Europa quiere desplegar este vector energético para descarbonizar su economía y liderar la innovación en un mercado incipiente que será de mucha importancia. Pero el hidrógeno también será decisivo para conseguir que la UE aumente su autonomía energética, puesto que, al poder producirse dentro de las fronteras del continente, favorece su independencia del exterior y garantiza el suministro energético.
A las directrices europeas que contemplan el hidrógeno como un vector energético de futuro –entre las que cabe destacar el Pacto Verde Europeo o REPowerEU- se han sumado en los últimos años algunas iniciativas que buscan, desde el ámbito público-privado, acelerar su implantación.
Europa tiene clara la visión de un futuro energético neutro en carbono y una mayor autonomía energética
Es el caso de European Hydrogen Backbone, una de las iniciativas que impulsa la creación de una red básica de infraestructuras de hidrógeno en Europa. Esta red, formada por cinco corredores de hidrógeno, permitirá unir los centros de producción con los centros de consumo. Algo imprescindible para afianzar la economía del hidrógeno en el continente.
En el campo de la innovación, cabe destacar la iniciativa público-privada Clean Hydrogen Partnership, cofinanciada por la Comisión Europea. Su objetivo es contribuir al desarrollo de un sector de hidrógeno limpio “sólido, innovador y competitivo” que impulse la transición energética, a través de la financiación de actividades de investigación e innovación sobre tecnologías de hidrógeno en Europa.
La apuesta de Europa por el hidrógeno es sólida a nivel de visión y objetivos. Además, muchos países están demostrando un gran interés por el hidrógeno renovable con el desarrollo de sus propias estrategias nacionales, como Francia (2018), Países Bajos (2020), Italia (2020) o Polonia (2021), sin perder de vista el objetivo común y la necesaria colaboración transfronteriza.
Una colaboración que resulta imprescindible para crear economías de escala, reducir costes, fomentar la innovación, aumentar la seguridad de suministro y diversificar los recursos de producción. De la misma forma, otros países no pertenecientes a la Unión, como Noruega (2020) y Reino Unido (2021) han hecho lo propio estableciendo objetivos para el despliegue del hidrógeno durante las próximas décadas.
Las iniciativas en marcha y la apuesta por la innovación son reflejo del interés creciente por el hidrógeno renovable en todo el territorio
En Europa no solo se habla de planes a futuro sino también de grandes proyectos en los que ya se está avanzando. Desde el primer corredor de hidrógeno renovable de la Unión Europea entre Portugal, España y Francia (H2Med), hasta diversos proyectos piloto como Westküste100 (Alemania) para la producción de hidrógeno a partir de energía eólica marina, o Power To Green Hydrogen Mallorca para impulsar la economía del hidrógeno en territorios insulares.
Además, esta apuesta por el hidrógeno también tiene un marcado carácter innovador, tal y como demuestran los datos: nuestro continente lidera el ranking mundial de patentes de hidrógeno según un estudio realizado conjuntamente por la Oficina Europea de Patentes (OEP) y la Agencia Internacional de Energía (AIE). De esta forma, un 28 % de las patentes de hidrógeno se concentra en Europa, situándose por delante de potencias de la talla de Japón y Estados Unidos, con el 24 % y el 20 % respectivamente.
Si lo limitamos exclusivamente a patentes de hidrógeno renovable, aquí España tiene mucho que decir. Y es que las patentes españolas con producción de este nuevo vector energético llevan superando a las patentes de producción de hidrógeno procedente de combustibles fósiles desde hace más de una década.
Los diversos proyectos, iniciativas en marcha y apuesta por la innovación son reflejo del interés creciente por el hidrógeno renovable en todo el territorio. Europa tiene clara la visión de un futuro energético neutro en carbono y una mayor autonomía energética, y ya está dando los pasos para que el hidrógeno sea una realidad.