Se trata de una iniciativa de Bruselas creada para impulsar el mercado del hidrógeno renovable en la Unión Europea. Sus objetivos principales son: incentivar la producción comunitaria de este tipo de energía a través de subastas que cubran la diferencia de coste entre el hidrógeno renovable y los combustibles fósiles a los que sustituye, conectar eficientemente la oferta con la demanda y facilitar la importación desde terceros países.
Cuando la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, anunció, en septiembre de 2022, la creación del Banco Europeo del Hidrógeno, dejó claro el papel de este combustible en los planes de descarbonización. “El hidrógeno puede cambiar las reglas del juego para Europa. Necesitamos mover nuestra economía de hidrógeno de nicho a escala”, explicó en ese momento.
La Unión Europea tiene la meta de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero al menos un 55 % para el año 2030
Poco más de un año después de aquellas palabras, el banco ya se ha puesto en marcha. Y una de sus primeras operaciones ha sido el lanzamiento de una subasta piloto por valor de 800 millones de euros dirigidos a aquellos proyectos capaces de innovar en la producción de hidrógeno a un coste competitivo. La intención es que dicha financiación sirva para disminuir la posible brecha entre el precio de producción del hidrógeno y la tarifa en el mercado. Para la primavera de 2024 está prevista una segunda ronda de subastas para llegar a un valor total de tres mil millones de euros en inversión.
La Unión Europea tiene la meta de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero al menos un 55 % para el año 2030 respecto a los valores de 1990 y, también, alcanzar la neutralidad climática en 2050 -es decir, que las emisiones netas de gases de efecto invernadero sean iguales a cero-. Para lograrlo, el hidrógeno renovable será clave, pues la UE aspira a contar en 2030 con 20 millones de toneladas anuales, de los cuales 10 millones serán producidos y los otros 10, importados.
Aunque la UE es la región líder en fabricación de equipos de electrólisis, así como en capacidad instalada de los mismos, requiere escalar su modelo de producción de hidrógeno para reducir el consumo de energía originada con combustibles fósiles, aumentar la independencia energética y cubrir las necesidades de sectores difíciles de electrificar, como la industria y el transporte pesado, por ejemplo.
Por ello, la creación y puesta en marcha del Banco Europeo del Hidrógeno es crucial para incentivar la inversión privada en las diferentes cadenas de valor del hidrógeno renovable, así como para resolver los posibles problemas iniciales del mercado, como puede ser la casación de la oferta con la demanda. A este respecto, en el aprobado “Paquete de Descarbonización de los Mercados de Gas e Hidrógeno” se prevé un proyecto piloto de cinco años para conciliar la oferta y la demanda de hidrógeno y crear transparencia del mercado, ligado al Banco Europeo del Hidrógeno.
Las compañías y proyectos interesados en acceder a los fondos de las subastas realizadas por el banco pueden solicitarlos a través del portal de licitaciones y financiación de la UE. En el caso de la primera subasta se ha establecido que se deben presentar ofertas en forma de prima fija por kilogramo de hidrógeno producido, con un límite máximo de 4,5 euros por kilogramo.
Para la primavera de 2024 está prevista una segunda ronda de subastas para llegar a un valor total de tres mil millones de euros en inversión
Las diferentes ofertas que sean admitidas serán ordenadas por precio, de menor a mayor, para otorgarles las ayudas económicas hasta agotar los fondos disponibles en la subasta. Una vez concedidos los recursos, los proyectos tendrán un plazo de cinco años para empezar a producir el hidrógeno renovable. Por su parte, la prima fija se entregará durante un periodo máximo de 10 años junto a los ingresos que genere la venta de dicho hidrógeno en el mercado.
Vale la pena puntualizar que las reglas para las siguientes subastas podrán ajustarse en función de esta primera experiencia.
De esta forma, se espera que el Banco Europeo del Hidrógeno contribuya con el impulso y consolidación de la industria productora de hidrógeno y, en consecuencia, de una economía europea más sostenible que acerque a la región a sus objetivos de neutralidad climática.