La irrupción de la COVID-19 en 2020 Europa ha reforzado su compromiso con la neutralidad en carbono.
El próximo 1 de enero comienza una década clave para el planeta. Una década en la que los gobiernos e instituciones tendrán que pisar el acelerador en su carrera hacia la descarbonización de la economía y el apoyo a la energía verde.
En este año que acaba, la COVID-19 no ha supuesto -contra todo pronóstico- un freno a los compromisos de las grandes potencias con la neutralidad climática. Incluso podría decirse que se ha reforzado.
La Unión Europea ha mantenido su hoja de ruta, el European Green Deal, y el pasado mes de septiembre decidió dar un paso hacia delante, elevando el objetivo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero del 40% al 55% en 2030. “Una magnífica forma de celebrar el primer aniversario del Pacto Verde Europeo”, reconoció hace apenas unos días la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
También fue Europa el continente que, tras la primera oleada de la pandemia, rubricó un plan de recuperación económica para los países que conforman la Unión, que sentó las bases para una Europa más sostenible, con el mayor paquete de estímulo jamás financiado a través de su presupuesto, un total de 1,8 billones de euros.
Este plan destaca el apoyo a la transición climática que realizarán los diferentes gobiernos de los países de la UE, y presta especial atención a la lucha contra el cambio climático, a la que dedicará el 30% de los fondos, el mayor porcentaje en la historia del presupuesto europeo.
La Unión Europea refuerza su compromiso con el planeta, al dedicar el 30% de los fondos del plan de recuperación al apoyo de la transición climática que realizarán los diferentes gobiernos
El foco en la transición energética también lo pone el Gobierno de España en su Plan de Recuperación presentado en octubre. Alineado con la Agenda del Cambio, la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, tiene previsto movilizar en los próximos tres años cerca de 72.000 millones de euros del fondo Next Generation EU, más del 37% de ellos dirigidos a la inversión «verde». Todo ello con vistas a alcanzar un sistema energético 100% renovable.
Este ha sido un año de grandes retos para el sector energético español, con un papel clave durante el Estado de Alarma iniciado en marzo. Fueron semanas en las que tuvo que redoblar esfuerzos para garantizar el suministro de energía en hogares, empresas, residencias, hospitales, etc.; una tarea realizada con éxito gracias a los planes de contingencia puestos en marcha.
En este contexto, el sector se encuentra en plena adaptación a nuevos modelos que le permitan cumplir con los objetivos de neutralidad climática de aquí a 2050. Para ello cuenta con un marco normativo cada vez más amplio y que aspira a lograr estos objetivos en los plazos fijados.
España se ha dotado en los últimos meses de un contexto normativo que le permitirá lograr los objetivos de neutralidad climática de aquí a 2050.
Ejemplo de ello es el PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima) 2021-2030, aprobado por el Gobierno de España, que regula el régimen económico de energías renovables para instalaciones de generación eléctrica y establece el marco para futuras instalaciones renovables.
A ello se suma la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, que marca la ruta a seguir para lograr la neutralidad energética antes de 2050. Por último, la Hoja de Ruta del Hidrógeno, una apuesta que sitúa al hidrógeno verde como vector para alcanzar la neutralidad climática y un sistema eléctrico 100% renovable no más allá de 2050.
El año 2021 se presenta como el primero de una década orientada a la descarbonización y a la recuperación. Una recuperación que ya cuenta con el compromiso de muchos para realizarse de forma justa y sostenible para no dejar a nadie atrás.
Gobiernos e instituciones de todo el mundo han intensificado sus planes de acción post pandemia. Recientemente, el secretario general de la ONU, António Guterres, en el discurso inaugural de la reciente Cumbre para la ambición climática, apeló “a los responsables del mundo a declarar el estado de urgencia climática en sus países hasta que se alcance la neutralidad del carbono” y remarcó la urgencia de “reducir las emisiones mundiales un 45% de aquí a 2030”.
En noviembre se celebra en el Reino Unido una cita siempre trascendental para el medio ambiente, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, COP26.
Durante el próximo año también tendrá lugar una cita siempre trascendental para el medio ambiente, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, COP 26, que finalmente se celebrará en noviembre, y en la que, sin duda alguna, se materializarán nuevos compromisos. La posición de la Unión Europea es clara, pero lo que hagan China y Estados Unidos puede resultar determinante.
Para que la recuperación sea sostenible y los objetivos climáticos sean una realidad, es importante el multilateralismo y el compromiso a nivel global entre todos: gobiernos, sector privado y la sociedad civil. Para que no haya ganadores y perdedores y sólo haya un ganador, el planeta.