La Comisión Europea define la Inteligencia Artificial (IA) como aquellos sistemas de software diseñados por personas que, ante un objetivo complejo, actúan en la dimensión física o digital percibiendo su entorno, mediante la adquisición e interpretación de datos estructurados o no estructurados, y razonando sobre el conocimiento, procesando la información resultante y decidiendo las mejores acciones para obtener su objetivo.
La IA forma parte de la cuarta revolución industrial, y al igual que en otros sectores, se aplica ya en el energético. Vamos a conocer algunos aspectos de la Inteligencia Artificial y en qué puede ayudar a cumplir con los objetivos de descarbonización europeos.
No solo es que se pueda, sino que ya se hace y su papel va a ser decisivo para lograr un futuro más sostenible. Estamos en un momento en el que los sistemas energéticos son cada vez más complejos, a medida que crece la demanda, y se intensifican los esfuerzos de descarbonización.
El papel de la IA va a ser decisivo para lograr un futuro más sostenible
En un campo en el que se mueve una gran cantidad de datos, crece la necesidad de un mayor intercambio de información y de herramientas más potentes como las que ofrece la IA para planificar y operar los sistemas de energía a medida que siguen evolucionando.
Esta necesidad llega justo cuando las capacidades de la IA están progresando rápidamente. A medida que los modelos de aprendizaje automático se han vuelto más avanzados, la potencia computacional necesaria para desarrollarlos se ha duplicado cada cinco o seis meses desde 2010.
Además, trabajar con la IA permite simplificar aquellos procesos destinados a obtener una eficiencia energética y también una transición a energías renovables.
La Inteligencia Artificial, junto al empleo de robots y drones, posibilita operar y hacer inspecciones más rápidas, seguras y eficaces en los entornos en los que se encuentran las infraestructuras.
Además, tecnologías innovadoras entre las que se encuentra la inteligencia artificial, el Modelado de Información de Construcción (BIM, por sus siglas en inglés) o los gemelos digitales permiten que la operación de las infraestructuras sea mucho más eficiente.
Los gemelos digitales también van a ser muy útiles a la hora de crear simulaciones de las infraestructuras, posibilitando la optimización del rendimiento de la misma a través de escenarios y análisis detallados en entornos virtuales.
Por otro lado, los algoritmos de IA también pueden predecir de manera muy precisa la posibilidad de que se produzca una posible incidencia en una instalación, facilitando que se apliquen acciones preventivas antes de que esos problemas tengan lugar. Ante un fallo, la IA analiza las causas, la gravedad y las posibles consecuencias, estableciendo con rapidez las medidas que se tienen que adoptar. Esto mejora la seguridad y la fiabilidad, y también reduce los costes de mantenimiento.
La IA resulta de utilidad para optimizar las operaciones y mejorar la toma de decisiones. Por ejemplo, los algoritmos de IA se usan para predecir, por ejemplo, la demanda de gas y, en consecuencia, ajustar las operaciones tanto de transporte como de almacenamiento. Además, la IA ayuda a identificar patrones en el consumo de energía que pueden conducir a oportunidades para implementar prácticas más sostenibles.
En otros ámbitos como son la producción y comercialización de múltiples productos energéticos, la aplicación de la IA es ya una realidad, basada en una industria 4.0, totalmente conectada y con capacidad de procesamiento de datos en tiempo real, que permite maximizar la capacidad de producción y de distribución, con mejoras de eficiencia crecientes.
Los algoritmos de Inteligencia Artificial estudian datos de fuentes de energía renovable como paneles solares y turbinas eólicas, predicen la generación, ajustan la demanda y mejoran el rendimiento del sistema. Integran factores como los patrones climáticos y los datos históricos, por lo que la IA arroja pronósticos más precisos, asegurando una utilización eficiente de los recursos renovables.
La inteligencia artificial es una gran aliada para el desarrollo de una economía del hidrógeno.
La inteligencia artificial es una gran aliada para el desarrollo de una economía del hidrógeno
La IA puede ayudar a predecir la producción de las energías renovables y a ajustar la demanda. Y en el caso del hidrógeno, que se produce mediante electrólisis del agua y utilizando electricidad renovable, la IA puede mejorar la eficiencia de este proceso optimizando su producción y reduciendo costes. La IA también puede ayudar a identificar ubicaciones óptimas para las plantas de electrólisis y predecir la demanda futura de hidrógeno verde.
La IA es crucial en distintos aspectos, como para mejorar la predicción de demanda y optimizar nuevas ubicaciones de producción.
También será especialmente valiosa en las fases iniciales de análisis de viabilidad y conceptualización de los proyectos H2Med y la Red Troncal Española de Hidrógeno, en los que Enagás está trabajando, proporcionando datos cruciales para la toma de decisiones de inversión y para los análisis económicos, técnicos y medioambientales a través de simulaciones.
Los sistemas de gestión energética generados por la IA han posibilitado importantes avances en la mejora de la eficiencia tanto en edificios como en industrias. Los algoritmos de aprendizaje automático encuentran patrones y anomalías en el uso de energía, por lo que se obtienen mejoras de eficiencia energética y ahorros energéticos.