La evolución de fuentes de energía tradicionales hacia otras alternativas más verdes y sostenibles es esencial para reducir las emisiones de un sector clave para el bienestar social, como es el energético.
Necesitamos energía para múltiples usos como calentar nuestras casas, cocinar, desplazarnos por el mundo y producir bienes de primera necesidad; pero esta energía debe ser respetuosa con el medio ambiente. Por eso, la Unión Europea tiene el objetivo vinculante de utilizar al menos un 32 % de renovables para el consumo de energía en 2030 y ha desarrollado una Estrategia sobre Biodiversidad para este mismo año que consiste no solo en evitar sino también en reponer el daño causado a la biodiversidad de nuestro planeta.
Necesitamos energía para múltiples usos pero esta energía debe ser respetuosa con el medio ambiente
Formas alternativas de energía como la energía solar, la energía eólica, el hidrógeno renovable o los biocombustibles nos permiten mantener la producción energética. Las estimaciones indican que dos tercios del incremento de la demanda eléctrica que se dará de aquí a 2030 ─que se espera que sea del 83 %─, será sustentado por energías alternativas.
Como problema complejo que es, la crisis climática tiene múltiples implicaciones, lo que hace necesaria la puesta en marcha de diversas estrategias que, de manera conjunta, ayuden a paliar este gran desafío.
La transición energética es una de las principales vías para reducir las emisiones contaminantes, pero es necesario abordarla teniendo en cuenta la naturaleza y su biodiversidad
La transición energética es claramente una de las principales vías que tenemos para reducir las emisiones contaminantes; pero es necesario abordarla teniendo en cuenta la naturaleza y su biodiversidad, preservando los ecosistemas que sustentan la vida en nuestro planeta. Y este es otro de los grandes objetivos que tiene la humanidad para garantizar un futuro a las próximas generaciones.
La Unión Europea es consciente de la importancia de la transición energética y la biodiversidad, así como de la relación entre el cambio climático y la naturaleza. Por ello cuenta con un programa denominado LIFE para el período 2021 – 2027 que pretende transformar la UE en una sociedad próspera y justa, con una economía moderna, eficiente y competitiva. Para ello plantea la neutralidad en carbono para 2050, desvinculando el crecimiento del empleo de recursos; así como la protección del capital natural del continente y el bienestar de los ciudadanos.
La amplia variedad de formas de vida en la Tierra está vinculada entre sí, formando parte de un equilibrio que permite, entre otras cosas, el bienestar humano.
Más de la mitad del PIB mundial depende de la naturaleza y de los servicios que esta provee. En este sentido, más del 75 % de los cultivos alimentarios dependen de la polinización animal; es decir, nuestra comida necesita de especies de insectos que han visto reducido su número en un 40 % en las últimas décadas. No es el único ejemplo de cuánto necesitamos a la naturaleza: la subsistencia de más de 3.000 millones de personas en el mundo depende de la biodiversidad marina; un ecosistema que cuenta con el 90 % de las especies del mundo.
Más de la mitad del PIB mundial depende de la naturaleza y de los servicios que esta provee
Sin embargo, la propia actividad humana es responsable de una presión sobre los sistemas naturales que, en muchos casos, supera su capacidad de resistencia. Y es que según un estudio publicado recientemente en la revista ‘Science Advances’, ya se han superado seis de los nueve límites planetarios: cambio climático, deforestación, pérdida de biodiversidad, productos químicos sintéticos, incluidos los plásticos, agotamiento del agua dulce y uso de nitrógeno.
Con el avance de la transición energética se pueden evitar las consecuencias más dañinas, influyendo de manera positiva en la conservación de la biodiversidad de distintas maneras:
No obstante, es necesario abordar la transición energética con un enfoque global para abordar los desafíos ambientales y construir un futuro en armonía con la naturaleza. La transición energética no es solo una oportunidad, sino también una responsabilidad urgente para redirigir la trayectoria actual de deterioro ambiental y pérdida de biodiversidad. De este modo, con su despliegue, estaremos contribuyendo a proteger ecosistemas que sustentan nuestra propia existencia y la diversidad biológica en el planeta.