La industria es el sector que más contribuye a la economía europea, pues representa el 20 % del PIB y proporciona empleo y prosperidad al continente. Pero el camino hacia un futuro libre de carbono, fijado para 2050, y la necesidad continua de innovación, plantean nuevos retos que la industria precisa solventar para mantener sus niveles de competitividad.
Hace ya tiempo que las empresas dejaron de tener como único objetivo crecer y ahora se centran en ser más sostenibles, resilientes y en situar a las personas en el centro.
Los valores de esta “nueva revolución industrial” los recogió la Comisión Europea en el informe “Industry 5.0. Towards a sustainable, human-centric and resilient European industry”, que hace hincapié en factores ambientales, sociales y de derechos fundamentales, adaptando la industria a la futura sociedad.
Así, las compañías tienen por delante el reto de crear centros de trabajo cada vez más inclusivos, construir cadenas de suministro más resistentes y hacerlo de manera sostenible. La Industria 4.0 estuvo centrada en la tecnología, la 5.0 en las personas.
Las compañías tienen por delante el reto de crear centros de trabajo cada vez más inclusivos, construir cadenas de suministro más resistentes y hacerlo de manera sostenible
La Unión Europea lleva años desarrollando este tipo de políticas en las que la persona es el centro. Un ejemplo fue el Reglamento General de Protección de Datos o El Libro Blanco sobre la Inteligencia Artificial, que abre la puerta a futuras normativas. En estos dos casos las políticas regulatorias están centradas en los derechos de la ciudadanía como eje central.
Las nuevas generaciones, Millenial y Z, ganan terreno en las empresas. Su motivación laboral es distinta a la generación del baby boom y en la mayoría de los casos, la conciliación de la vida personal y familiar es su principal preocupación, por encima de la remuneración.
A esto hay que sumarle las nuevas características del trabajo “futuro”, donde los trabajadores independientes (freelances), ya suponen un 30 % de los trabajadores en la Unión Europea.
La Industria 5.0 cambia el foco respecto a la Industria 4.0, donde lo importante era la tecnología. Ahora lo más valioso son las personas. De ahí, que los esfuerzos de la Unión Europea se centren en el desarrollo industrial amigable con las personas (human centric) para ganar una ventaja competitiva en la atracción y retención del talento.
La Industria 5.0 cambia el foco respecto a la Industria 4.0, donde lo importante era la tecnología. Ahora lo más valioso son las personas
En las empresas 5.0 gana terreno el propósito corporativo, que es lo que mueve a las empresas, sus clientes y los trabajadores. Su valor compartido.
El concepto de Industria 5.0 promueve el rendimiento económico de las industrias garantizando sobre todo la sostenibilidad ambiental. Los datos de consumo energético de las industrias, que se han visto incrementados de manera notable por el aumento del uso de nuevas tecnologías, obligan a mostrar niveles cada vez más eficientes y respetuosos con el medio ambiente.
La Unión Europea, consciente de la necesidad del desarrollo económico sostenible, ha desarrollado una directiva que obliga a las grandes empresas a elaborar un informe no financiero donde se analice cómo impacta su actividad en el medioambiente, sostenibilidad y gobierno corporativo (ESG).
Con la Ley Europea del Clima, aprobada en 2021 y que forma parte del Pacto Verde Europeo, la UE convirtió el compromiso político de alcanzar la neutralidad climática (emisiones netas cero) para 2050 en una obligación legal. También fijó la reducción de las emisiones para 2030 en al menos un 55 %. Además de los compromisos de emisiones, la UE tiene por objeto también trabajar para lograr una economía circular para 2050, crear un sistema alimentario sostenible y proteger, entre otros, la biodiversidad.