¿Será casual que en las dos últimas décadas hayamos tenido 18 de los años más calurosos desde que existen registros? No lo parece.
Tampoco parece casual que en 2017 consiguiera llegar a Irlanda, por primera vez en la historia, un huracán fuerte del Atlántico oriental; que en 2018 la tormenta Leslie causara destrozos en España y Portugal; que Europa haya sufrido olas de calor extremo en cuatro de los cinco últimos años; o que graves sequías hayan asolado muchas partes de Europa, al mismo tiempo que fuertes inundaciones causaban destrozos en Europa central y oriental.
Y como todos estos avisos que nos da el planeta no son casuales, la Comisión Europea decidió actuar y presentar a finales de 2018 una visión estratégica a largo plazo para el desarrollo de una economía, moderna, competitiva y neutra desde el punto de vista del clima, de aquí a 2050.
Promover una movilidad limpia, segura y conectada son mensajes trasladados por Enagás en la mesa ‘Delivering Clean Transport’ en la COP25 de Madrid
Al hacerlo, confirmó el compromiso europeo por liderar la acción por el clima a escala mundial y presentó una visión estratégica orientada a un objetivo claro: conseguir, en 30 años, un sistema energético con cero emisiones netas de gases de efecto invernadero, que se logrará por medio de una transición socialmente justa realizada de manera rentable.
El cambio climático es un problema grave. Resultan muy evidentes los efectos del cambio climático, que está reconfigurando el mundo y amplificando los riesgos de inestabilidad en todas sus formas.
La UE decidió presentar un plan orientado a liderar el camino hacia la neutralidad climática mediante:
Todo ello, garantizando además la justicia social para una transición justa.
“De no poner freno al cambio climático, la Tierra puede convertirse en un ‘invernadero’, y la probabilidad de que se produzcan consecuencias climáticas irreversibles a gran escala puede aumentar”, señala el informe IPCC, elaborado por la Comisión Europea.
Este plan europeo para un futuro climáticamente neutro abarca prácticamente todas las políticas de la UE y se encuentra en consonancia con el objetivo del Acuerdo de París de mantener el aumento de la temperatura muy por debajo de 2°C, y de proseguir los esfuerzos para mantenerlo en 1,5°C.
Según el informe del IPCC “limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C es factible, a condición de que actuemos ya y de que utilicemos de manera coherente todas las herramientas a nuestra disposición”.
Según el estudio de la Comisión Europea, el camino hacia una economía de cero emisiones netas de gases de efecto invernadero “podría basarse en una actuación conjunta conforme a una serie de siete componentes estratégicos principales”:
Las medidas de eficiencia energética deben ayudar a reducir el consumo de energía en un 50% respecto a los consumos registrados en 2005. Ahí juega un papel relevante la descarbonización de los procesos industriales. Sin embargo, la principal reducción de la demanda de energía se deberá producir en los edificios (residenciales o de servicios), que hoy en día son responsables del 40% del consumo de energía.
La transición a la energía limpia daría lugar a un sistema energético en el que el suministro primario de energía provendría, en gran medida, de fuentes de energía renovable, lo que mejoraría considerablemente la seguridad del suministro y fomentaría el empleo nacional.
Además, la industria química utiliza desde hace tiempo el hidrógeno como materia prima en procesos industriales. Es probable que su papel sea más destacado en un sistema energético totalmente descarbonizado. El hidrógeno puede contribuir a descarbonizar diversos sectores. Por ejemplo, como materia prima para la industria.
El transporte es el responsable de aproximadamente una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero en la Unión Europea. Por ello, todos los medios de transporte deben contribuir a la descarbonización del sistema de movilidad.
Combinar energía descarbonizada, descentralizada y digitalizada, baterías más eficientes y sostenibles, trenes de potencia eléctricos de alta eficiencia, conectividad y conducción autónoma brinda posibilidades para descarbonizar el transporte por carretera.
La UE sabe, sin embargo, que “la electrificación con energías renovables por sí sola no será la panacea para todos los medios de transporte”, por lo que aboga por el ferrocarril como la solución energéticamente más eficiente para el transporte de mercancías de media y larga distancia.
Aunque la industria europea ya es una de las más eficientes a escala mundial, deberá trabajar para seguir siéndolo. Para ello, desarrollará una economía competitiva que haga un uso eficiente de los recursos y sea circular. Además, la eliminación de las emisiones de gases de efecto invernadero supondrá a menudo tener que realizar una modernización significativa de las instalaciones existentes, o sustituirlas por completo. Esta inversión constituirá parte de la próxima revolución industrial.
Solo podrá conseguirse una economía de cero emisiones netas de gases de efecto invernadero si existe una infraestructura adecuada e inteligente que garantice una interconexión óptima y la integración sectorial en toda Europa. El aumento de la cooperación transfronteriza y regional permitirá aprovechar todas las ventajas de la modernización y la transformación de la economía de Europa.
La población mundial habrá crecido un 30% para 2050 con respecto a los niveles actuales. Y contaremos con un clima cambiante que afecta a los ecosistemas y al uso de la tierra en todo el mundo. Por ello, la agricultura y la silvicultura de la UE tendrán que proporcionar alimentos, piensos y fibras suficientes, así como servir de apoyo al sector energético y a diversos sectores industriales y de la construcción. Todos ellos son aspectos fundamentales para la economía y el modo de vida de Europa.
El despliegue de la captura y el almacenamiento de carbono sigue siendo necesario, especialmente en industrias que consumen mucha energía y, en la fase de transición, para la producción de hidrógeno libre de carbono. Una instalación construida hoy, por ejemplo, probablemente seguirá en funcionamiento en 2050, de modo que la capacidad de desplegar tecnologías de eliminación de carbono aumenta la credibilidad de la estrategia a largo plazo de la UE.
Desde la UE reconocen que todos los sectores económicos tendrán un papel que desempeñar en la transición hacia la neutralidad climática.
La mayor parte de nuestro sistema energético, que representa más del 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE, se basa en combustibles fósiles. Esta situación deberá cambiar y las empresas energéticas deberían girar hacia la descarbonización. Por ejemplo para 2050, más del 80% de la electricidad de la UE será producida por fuentes de energía renovables.
La industria también se verá afectada. Las autoridades europeas le piden a la industria “esfuerzos de innovación significativos en los próximos diez años para implementar las tecnologías económicamente competitivas necesarias para contribuir a una transformación industrial circular y baja en carbono”.
En aspectos de movilidad, el sector del transporte actual depende en gran medida de los combustibles fósiles. Repensar la movilidad brindará beneficios tangibles, que incluyen aire limpio, ruido reducido y espacios urbanos más habitables, generando importantes beneficios para la salud y la calidad de vida de los ciudadanos y la economía europea.
Los sectores agrícolas también aportarán. Según la Unión Europea, “las emisiones de la agricultura pueden reducirse a través de una gama de prácticas y tecnologías, como la mejora de la gestión del ganado, los fertilizantes y el estiércol”.
Y por último, este alto nivel de desarrollo energético hacia la descarbonización también afecta al sector de la construcción. Los edificios, que combinan los sectores residencial y de servicios, representan el 40% del consumo final de energía en la UE. Implementar el uso de productos y electrodomésticos más eficientes, sistemas de eficiencia en edificios ‘inteligentes’ y el comportamiento del consumidor, ayudarán a moderar aún más la demanda de energía”.