La pandemia del coronavirus ha acaparado en los últimos meses la atención internacional. Los gobiernos están derivando cuantiosos recursos a la reconstrucción económica y social. Sin embargo, otros problemas como la emergencia climática siguen siendo urgentes para el planeta.
La crisis global sanitaria provocada como consecuencia de la expansión del COVID-19 ha bloqueado todas las agendas mundiales: cada telediario, cada conversación, cada mensaje. Pero antes de la llegada del virus, la sociedad ya se enfrentaba a enormes desafíos de otra índole que, ante esta situación, no pueden quedar relegados.
A finales de 2019, el Parlamento Europeo declaró una emergencia climática en Europa que se extendía a todo el mundo. Ese día, estableció las pautas para:
La Comisión propuso el Acuerdo Verde Europeo, al que siguió una propuesta de Ley de Clima de la UE el 4 de marzo de 2020, que consagra jurídicamente el objetivo de la UE de alcanzar la neutralidad climática de aquí a 2050, mediante la reducción de las emisiones y una mayor absorción de los gases de efecto invernadero de la atmósfera para alcanzar un nivel de cero emisiones netas.
Son muchos quienes señalan que el confinamiento de las últimas semanas y el descenso de la actividad económica a causa del COVID-19 han sido una gran noticia para el planeta, ya que hay múltiples muestras de que se han reducido considerablemente los niveles de contaminación:
Enagás, junto con otras 49 empresas españolas, forma parte del Grupo Español de Crecimiento Verde, que busca una recuperación «verde» de la economía tras la crisis sanitaria del coronavirus.
Numerosos líderes mundiales alertan de que esta situación beneficiosa es transitoria, y muestran temor porque la necesidad de reconstrucción económica de los países frene los esfuerzos (y recursos económicos) destinados a la recuperación climática de un planeta castigado.
El secretario General de la ONU, António Guterres, ha alertado sobre la necesidad de seguir priorizando la lucha contra la crisis climática, y ha propuesto una serie de medidas orientadas a “utilizar la recuperación de los efectos del COVID-19 para asegurar un futuro más sostenible y resistente”. En sus palabras, para ello es necesario «una acción climática ambiciosa sobre mitigación, adaptación y finanzas».
En este sentido, el Parlamento Europeo ha reforzado su apuesta por el camino emprendido hacia un planeta libre de emisiones. Así, el pasado mes de abril, en su resolución sobre la acción coordinada de la UE para combatir la pandemia del COVID-19 y sus consecuencias, el Parlamento pidió a la Comisión que propusiese un paquete de recuperación y reconstrucción que «debe tener como núcleo el Acuerdo Verde y la transformación digital para poner en marcha la economía».
Las políticas de estímulos deben ser efectivas desde el punto de vista económico y alineadas con las políticas de sostenibilidad y biodiversidad.
El Vicepresidente Ejecutivo de la Comisión, Franz Timmermans, destacó que “el Acuerdo Verde Europeo no es un lujo, sino un salvavidas para salir de la crisis del coronavirus. Se necesitan respuestas paneuropeas y una recuperación verde no solo es posible sino crucial, ya que Europa perdería dos veces si movilizamos la inversión para restaurar la vieja economía antes de hacerla verde y sostenible”.
Para Antonio Llardén, presidente de Enagás, en su artículo “Una recuperación sin dejar a nadie atrás”, “dar la espalda a la emergencia climática no es una opción. La correlación entre la contaminación atmosférica y una mayor letalidad del coronavirus, que ha mostrado una investigación de Harvard, nos recuerda que la transición ecológica es también un tema de salud pública. El liderazgo climático de la UE será una de las bases para superar esta pandemia siendo más resilientes y sostenibles”.
Enagás, junto con otras 49 empresas españolas, forma parte del Grupo Español de Crecimiento Verde, que busca una recuperación «verde» de la economía tras la crisis sanitaria del coronavirus, que se adapte a los numerosos desafíos climáticos y de sostenibilidad presentes y futuros. Tiene como objetivo que las instituciones y los Gobiernos trabajen en políticas que respeten el objetivo de emisiones cero en 2050, y que permitan consolidar de esta forma «una senda de crecimiento sostenible, robusta y generadora de prosperidad».
A través de este grupo se está impulsando en España la iniciativa ‘Green Recovery Call’, que defiende que las políticas de estímulos deben ser efectivas desde el punto de vista económico y social y, a la vez, estar alineadas con las políticas de sostenibilidad y biodiversidad.
Centrándose en la recuperación a nivel nacional, defienden la aceleración de las inversiones asociadas al Plan Integrado de Energía y Clima y la aprobación de la Ley de Cambio Climático como un buen punto de partida. En el plano europeo, abogan por el mantenimiento del Pacto Verde Europeo («Green Deal»), como «hoja de ruta política» para esta nueva fase, adoptando como ejes estratégicos de acción la descarbonización y la digitalización.