Frío ecológico y sostenible: una solución para mejorar la eficiencia energética

22 enero, 2025

En un mundo cada vez más sostenible, el aprovechamiento de recursos antes considerados residuales se ha convertido en un pilar fundamental de la innovación energética.

Un ejemplo de esta tendencia en auge la encontramos, por ejemplo, en proyectos que transforman en un activo de valor el frío residual generado durante el proceso de regasificación del gas natural licuado (GNL) dando lugar al frío ecológico.

El aprovechamiento de recursos antes considerados residuales se ha convertido en un pilar fundamental de la innovación energética

Durante el proceso de regasificación, el gas natural licuado se encuentra a temperaturas muy bajas, alrededor de -160°C, lo que genera un frío residual que, en muchos casos, se pierde sin aprovecharse.

Sin embargo, Enagás, a través de su spin-off E4efficiency, ha revertido esta situación mediante el aprovechamiento de ese frío, promoviendo lo que se conoce como frío ecológico. Gracias a ello, optimiza los recursos de sus plantas de regasificación de Huelva y Barcelona a la vez que fomenta la economía circular, reduce la huella de carbono y aumenta la eficiencia energética.

Con esta iniciativa, la compañía da un paso más hacia la integración de tecnologías limpias y la reducción de impactos ambientales, demostrando que, incluso en los procesos industriales más complejos, es posible encontrar formas de maximizar el aprovechamiento de los recursos y contribuir a un futuro más sostenible.

Frío ecológico en Huelva

La primera de las aplicaciones de frío ecológico por parte de Enagás, con un prototipo a pequeña escala, el «Proyecto Shaky«, se puso en marcha hace más de un lustro en la planta de GNL localizada en el Puerto de Huelva.

El «Proyecto Shaky» es parte de la estrategia de eficiencia energética y sostenibilidad de Enagás y aprovecha los excedentes de frío generados por el GNL para crear un innovador sistema de congelación, el cual permite producir hielo y ultracongelar productos alimentarios, alcanzando temperaturas inferiores a los -40ºC. Adicionalmente, con este proyecto se demostró la viabilidad técnica de la distribución de esta energía criogénica a empresas en el entorno portuario, mediante una red de “frioductos”.

El «Proyecto Shaky» aprovecha los excedentes de frío generados por el GNL para crear un innovador sistema de congelación

De esta forma, escalando el prototipo, actualmente se está desarrollando un proyecto de aprovechamiento de frío ecológico en la planta de Huelva, con una caja de frío de 3MW de potencia y una red de distribución por “frioducto” de 4km de longitud, que permitirá el suministro de frío a varias naves logísticas frigoríficas ubicadas en el Puerto de Huelva, la cuales dispondrán de un suministro de energía a un coste muy competitivo y sostenible.

Por otra parte, se busca aprovechar parte de esta energía del GNL para la licuefacción y almacenamiento de CO2.

Frío ecológico en Barcelona

En la terminal de GNL de Enagás en el Puerto de Barcelona recientemente se ha puesto en operación una instalación de recuperación de frío residual de 15 MW de potencia, que genera 131 GWh al año de energía local sostenible, baja en carbono y competitiva, y evita la emisión de más de 32.000 toneladas de CO2 al año.

El frío residual resultante a lo largo del proceso de regasificación se recupera y se inyecta a -20ºC en la mayor red de refrigeración urbana del sur de Europa, de 4,5 km de longitud, beneficiando directamente a varias infraestructuras importantes situadas en esa zona, como la Fira de Barcelona, oficinas de la Generalitat de Catalunya, centros industriales y edificios de uso terciario (oficinas, hoteles, centros comerciales) y equipamientos públicos, así como a clientes residenciales y, a futuro, según un acuerdo firmado con Veolia, también a Mercabarna.

Este proyecto es resultado de la estrecha colaboración iniciada en 2009 entre Veolia, Enagás, el Ayuntamiento de Barcelona y actores locales de Barcelona y L’Hospitalet de Llobregat para aprovechar el frío ecológico.

La energía local producida a partir del frío residual permite mejorar la competitividad de las infraestructuras locales, acompañando al mismo tiempo la transformación urbana y sostenible de la zona portuaria de Barcelona y su entorno.

La energía local producida a partir del frío residual permite mejorar la competitividad de las infraestructuras locales

“Todas estas iniciativas demuestran que el ‘ecofrío’ o frío ecológico es una solución clave para asegurar el suministro local y afrontar los desafíos globales de soberanía energética y descarbonización”, afirma Javier Ruesga, tecnólogo de E4efficiency.