Digitalización para medir la huella de carbono. ¿Por qué es necesario?

8 septiembre, 2022

La entrada en vigor en 2005 del Protocolo de Kyoto estableció seis gases de efecto invernadero -dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O), hidroclorofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6)- cuya liberación en abundancia contribuye al calentamiento global del planeta.

La huella de carbono es un indicador que calcula la cantidad de dichos gases de efecto invernadero generados y emitidos a la atmósfera, expresado en masa de CO2 equivalente, por ser el gas más abundante.

El cálculo y la monitorización de las emisiones generadas por una organización, una actividad, un producto o personas, permite:

  • Establecer estrategias y medidas de reducción
  • Evaluar el impacto de los cambios
  • Establecer mejores prácticas para un desarrollo sostenible
  • Pronosticar situaciones futuras en función de diferentes escenarios

Para las compañías, por ejemplo, medir la huella de carbono es cada vez más importante. Tanto por la obligación que tienen empresas de ciertas características de presentar un reporte de información no financiera, como para mejorar la eficiencia de las operaciones y obtener un mayor ahorro, o porque puede suponer un elemento de diferenciación y una ventaja competitiva.

Una aliada para la transición energética

Conocer la huella de carbono de una actividad no es tan sencillo como medir los gases que emite dicha actividad. Existe una serie de emisiones añadidas que deben tenerse en cuenta, aunque no sean evidentes. Por ejemplo, las emisiones de un vehículo no son sólo las derivadas de la utilización de combustible; es también el coste medioambiental de la fabricación o de su transporte al punto de venta (lo que se conoce como emisiones indirectas o de alcance 3).

Las emisiones derivadas de la producción y uso de energía son un elemento importante a tener en cuenta para reducir la huella de carbono de una empresa, un país o una persona. Más en un contexto de transición energética, en el que se está avanzando hacia un sistema más sostenible en la producción, distribución y consumo de energía.

Las emisiones derivadas de la producción y uso de energía son un elemento importante a tener en cuenta para reducir la huella de carbono de una empresa, un país o una persona

La digitalización tiene mucho que aportar a la transición energética. Conlleva un consumo energético asociado —por ejemplo, los centros de datos, también conocidos como la nube, requieren grandes cantidades de electricidad para funcionar y, sobre todo, para refrigerarse—, pero al mismo tiempo supone una forma más efectiva de enfrentarnos a la crisis climática porque:

  • Simplifica la recogida de datos, automatiza el cálculo de emisiones y mejora el análisis de la información: existen diferentes herramientas digitales para llevar a cabo estos procesos que, de otro modo, serían tremendamente costosas en términos de tiempo, dinero y recursos humanos.
  • Ayuda a proyectar un mejor futuro. Por ejemplo, mediante gemelos digitales (una réplica virtual), que permiten evaluar diferentes situaciones en base a distintos parámetros desde un escenario realista, pero evitando el coste de llevar a cabo esas pruebas en la realidad. También es posible hacer modelos con inteligencia artificial que permitan prever distintos escenarios de emisiones modificando ciertos parámetros para evaluar los resultados que esta modificación provoca.
  • Mejora ciertas operaciones habituales haciéndolas más eficientes. Gracias a la digitalización de procesos es posible recoger y analizar datos para actuar en el momento adecuado; algo de gran utilidad en las operaciones de mantenimiento. También permite realizar una supervisión en remoto de las instalaciones, sin necesidad de desplazarse a ellas, permitiendo ahorros de tiempo, recursos y emisiones.
  • Mejora la productividad, aumenta la eficiencia y reduce los costes de las utilities, según un estudio de Capgemini. En consecuencia, se reduce el consumo de recursos y se produce mejor, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero.

La combinación entre transformación energética y la transformación digital será una de las claves para abordar este reto de la reducción de emisiones. Es vital medir las principales fuentes de emisión, de una forma automatizada y gobernada; así como disponible para ser compartida y auditada.

Cuestiones, todas ellas, que son posibles gracias a la tecnología. El cambio climático es, hoy mismo, la mayor amenaza para el planeta. La colaboración de todas las personas y organizaciones es fundamental para reducir al máximo sus consecuencias negativas. Y medir la huella de carbono es el primer paso para compartir responsabilidades y actuar con medidas de mayor impacto.