En nuestra serie de entrevistas con referentes del mundo del emprendimiento, damos voz a personas que demuestran que el emprendimiento es, cada vez más, una opción real elegida por muchos. Perfiles a los que les une una actitud entusiasta, de compromiso e innovación continua.
Cristina Sáenz de Pipaón es un claro ejemplo. Tras realizar un doctorado y un postdoctorado en Física, dejó el mundo académico para crear en 2017 su propia empresa: Orchestra Scientific, dedicada a optimizar el proceso de captura de CO2 mediante el desarrollo de membranas altamente selectivas que permiten separar el CO2 de otros gases. Esta startup fue una de las ganadoras de la última edición de Ingenia Energy Challenge, premios impulsados por Enagás Emprende para la inversión y aceleración de startups y tecnologías innovadoras en el ámbito de la transición energética y la descarbonización.
Tras esta enriquecedora experiencia, se ha unido recientemente a la Fundación Ship2B, especializada en impulsar la conocida como “Economía de Impacto”, aquella en la que startups, empresas, inversores y organizaciones no solo buscan maximizar su rentabilidad económica, sino también su impacto social y medioambiental.
Hablamos con ella sobre sus inicios, su experiencia como emprendedora y sobre la importancia de la innovación para alcanzar los objetivos de neutralidad climática.
Creo que no hubo un único motivo. Por un lado, pienso que emprender requiere de una personalidad inquieta y proactiva, capaz de aceptar el riesgo y sentirse cómodo con él.
No todo el mundo tiene inquietud por emprender o se encuentra cómodo trabajando en un entorno de riesgo; y al mismo tiempo, no todas las personas inquietas emprenden. Aquí juega un papel muy importante el momento y la oportunidad. Es necesario también que haya una oportunidad que nos atraiga y sea el momento adecuado.
Con Orchestra identificamos una oportunidad muy buena, la posibilidad de explotar una patente de un material con unas características muy extraordinarias del Instituto Catalán de Investigación Química, y el mejor camino era formar una spin-off. El momento fue idóneo, se juntó un grupo de gente que se complementaba y tenía el mismo objetivo, el equipo fundador de Orchestra.
Para acabar de decidirme, siempre he creído que la inversión que se realiza en investigación y desarrollo, debe en algún momento aportar a nuestra sociedad; bien sea en forma de conocimiento básico o en forma de innovación llevada a la industria. Era el momento de buscar el retorno económico de la inversión realizada en esta investigación.
«Siempre he creído que la inversión que se realiza en investigación y desarrollo debe en algún momento aportar a nuestra sociedad»
Emprender es una senda peligrosa, y todos los apoyos son más que importantes, son vitales. Estos apoyos pueden venir en forma de inversión, mentorización, acuerdos de colaboración para un desarrollo o una prueba, o simplemente alianzas naturales en busca de un mismo objetivo.
La inversión económica de un tercero es clave en la viabilidad de una empresa. Por supuesto, hay subvenciones y ayudas públicas, pero tardan en llegar, y el tiempo de respuesta y llegada al mercado es fundamental. Una inversión bien gestionada, también puede acelerar el proceso de llegada al mercado, no sólo hacerlo viable.
Pero muchas veces, el apoyo externo es más importante incluso en otras cuestiones, como el acceso a su know-how y sus instalaciones para realizar pruebas, el acceso a otros potenciales partners o clientes, la prueba de confianza que demuestra tener un partner consolidado…
La innovación y la transferencia tecnológica son el motor del cambio que necesitamos. No sólo para una transición ecológica, sino para un cambio en nuestro modelo productivo.
La actividad entre los centros de investigación y la industria se ha empezado a poblar, en lo últimos años, de iniciativas, apoyos y ayudas para favorecer la transferencia. Estamos en la dirección correcta, pero aún nos hace falta reforzar la relación entre industria e investigación aplicada. Muchas veces, el único camino para sortear este desierto, es el emprendimiento.
Emprender va a ser una de las claves si queremos cumplir los objetivos de la UE para el 2030 dentro de su acción por el clima y la energía.
«La innovación y la transferencia tecnológica son el motor del cambio que necesitamos. No sólo para una transición ecológica, sino para un cambio en nuestro modelo productivo»
Desde mi experiencia, el número de mujeres que se lanzan a emprender está aumentando en los últimos años, pero aún sigue siendo menor al número de hombres que lo hacen. También se observan otras diferencias. Los perfiles femeninos tienden a ser menos agresivos y más realistas en cuanto a proyecciones financieras y de valoración de la compañía; lo que en ciertos estadios iniciales les puede perjudicar. Asimismo, dedican más interés, tiempo y recursos al impacto social y medioambiental de sus compañías. Por supuesto, son tendencias, ya que cada emprendedora es única con su propio estilo.
Si alguna mujer leyendo esto está en una encrucijada pensando en emprender, mi consejo es que reflexione un momento. ¿Tiene una idea/producto que resuelve un problema, necesidad o reto del mercado? ¿Cree firmemente en su propuesta y está dispuesta a arriesgar? Si la respuesta es un sí, sólo hace falta dar el primer paso. Y ese primer paso se da mejor en compañía. Incubadoras y aceleradoras ofrecen apoyo a la hora de validar nuestro modelo de negocio, buscar financiación, partners o clientes; pero indudable es el valor que puede aportar la comunidad de emprendedores en España, abierta apoyar y mentorizar nuevos proyectos. Además, ¿qué mejor forma de apoyar el emprendimiento femenino que desde la sororidad entre emprendedoras?