Las grandes innovaciones que transforman sectores y crean nuevas oportunidades se desarrollan en oleadas marcadas principalmente por una o varias tecnologías que acaban teniendo un impacto significativo en la economía y la sociedad.
La identificación de estas oleadas proviene de los trabajos de Joseph Schumpeter, destacado economista que centró sus investigaciones en los ciclos económicos, el papel de la innovación y el desarrollo económico.
Existen seis olas de innovación que han transformado tanto la economía como la sociedad
Desde la Revolución Industrial, se ha consensuado la existencia de seis olas de innovación que han transformado tanto la economía como la sociedad.
La introducción de nuevas tecnologías en la industria textil y la expansión de la energía hidráulica
Durante la primera ola de innovación, que se desarrolló aproximadamente entre 1785 y 1830, se introdujeron nuevas tecnologías que lo cambiaron todo. La energía hidráulica fue fundamental en industrias que marcarían estos años como la textil, la papelera o la producción de hierro y acero.
La conocida como primera Revolución Industrial, que comenzó unos años antes de esta primera ola, transformó completamente la economía de la época, sentando las bases de un sistema que se extiende hasta nuestros días y que transformó la sociedad para siempre.
La introducción de la tecnología en la actividad económica posibilitó una aceleración de dicha Revolución Industrial y puso de relieve la importancia de la “oportunidad tecnológica”: el inicio de una nueva tecnología que permite crear una oportunidad para el desarrollo de nuevos productos y procesos.
El desarrollo de la energía a vapor, la expansión del ferrocarril y la importancia de la industria del acero
En esta segunda ola de innovación se dispara el fenómeno innovador, con avances significativos que tuvieron un alto impacto en el comercio y la demografía.
La entrada de nuevos competidores en los sectores tradicionales empieza a otorgar un mayor valor a la innovación
La época que va aproximadamente desde 1845 hasta 1900 está marcada por el vapor que, entre otras transformaciones, posibilitó la expansión del ferrocarril. Gracias a este medio de transporte, se intensificó el comercio y la movilidad de las personas, que abandonaban en masa el campo para instalarse en ciudades cada vez más grandes.
La entrada de nuevos competidores en los sectores tradicionales y la aparición de otros nuevos empieza a otorgar un mayor valor a la innovación.
La invención de la electricidad, el motor de combustión interna y la producción en masa
Se acelera la producción, aparecen nuevas gamas de producto, crece la importancia del marketing y se constata una realidad que será clave en el futuro: las innovaciones más importantes no surgen puramente de las invenciones, sino que responden a necesidades reales del mercado. Y la respuesta no tiene por qué ser solo tecnológica; se puede innovar en las formas de acercarse al cliente, en los procesos, en las estructuras…
La electricidad, el motor de combustión, la expansión de la industria química, el teléfono y la producción en masa caracterizan una época en la que compañías pioneras como General Electric o Ford establecen un liderazgo duradero gracias a su capacidad para innovar.
Desde la radio a las tecnologías de la información, pasando por la televisión y la computadora
La cuarta ola de innovación está marcada por el crack de 1929 y sus consecuencias. En el plano productivo destaca el sector de la petroquímica y la automoción, con un creciente peso en la economía y una alta capacidad para marcar la pauta en investigación, desarrollo, diseño e innovación tecnológica.
Esta oleada marcará las siguientes olas innovadoras dominadas por la informática
En el plano comercial, algunos autores identifican estos años como los de la aviación que, además de impulsar innovaciones tecnológicas, sientan las bases de la globalización al favorecer la movilidad por todo el mundo.
Como ocurre con el resto, esta oleada marcará las siguientes olas innovadoras dominadas por la informática. A partir de estos cambios, las olas son cada vez más cortas y seguidas, por lo que resulta difícil saber cuándo acaba una y empieza la siguiente.
La invención del microprocesador, los ordenadores personales y la revolución de la tecnología móvil
La quinta ola de innovación, que se inicia a principios de los años 70, llega a su punto álgido con la expansión de Internet y la irrupción de las tecnologías móviles de los primeros años 2000. Se caracteriza por la digitalización de la información y la comunicación, que transforma la forma en la que las personas se relacionan, trabajan y consumen.
Más tecnología, mayor apertura de mercados y más competencia lleva a la innovación a alejarse de cada negocio concreto. De este modo se superan las fronteras de la organización, del sector y de la industria; se conecta todo.
El desarrollo de las energías renovables, la importancia de la eficiencia energética, la movilidad eléctrica, la robótica y la automatización
La sexta ola de innovación se refiere a la era de la tecnología sostenible. Los cambios de la anterior ola se multiplican pero ahora la premisa es que sean sostenibles.
El sector energético es el protagonista de las innovaciones de la sexta ola
Las energías renovables son el paradigma del cambio tecnológico en el inicio del siglo XXI. El sector energético es el protagonista de las innovaciones de la sexta ola, donde se buscan nuevas oportunidades de negocio que sean respetuosas con el medio ambiente y tengan un impacto positivo en el entorno económico, social y ambiental.
La cultura de la innovación también se ve impactada por estas tendencias y las empresas se esfuerzan por captar y retener el mejor talento, establecer conversaciones bidireccionales con los consumidores, favorecer la innovación abierta, fomentar el intraemprendimiento y, en general, incrementar la colaboración.
Aprovechar al máximo las innovaciones de esta ola es lo que Enagás busca a través de su iniciativa de Emprendimiento Corporativo e Innovación Abierta, Enagás Emprende, y es el lema de su convocatoria de ideas y proyectos disruptivos Ingenia Energy Challenge, que estará abierta hasta el 14 de enero de 2024.
También somos testigos de una carrera vertiginosa por alcanzar nuevas cotas de excelencia en tecnologías relacionadas con la robótica, el aprendizaje automático y la inteligencia artificial. En las empresas (e incluso en la vida personal), la automatización es la norma en todo tipo de procesos y actividades: se busca hacer más con menos y dedicar tiempo a lo realmente crítico, eliminando tareas repetitivas, manuales o de bajo valor añadido, en la medida de lo posible.
La innovación se vuelve total en un sistema que es impredecible y dinámico. El flujo de la innovación es un proceso constante, con objetivos fijados y que requiere gestión.
Comprender y aprovechar estas olas es crucial para sacar el máximo rendimiento al poder transformador de la innovación. La digitalización, la transición energética y la optimización de procesos marcarán los próximos años para dibujar un futuro más sostenible y próspero para todos.