La igualdad de género y la protección del medioambiente son dos de los retos más importantes a los que se enfrenta la sociedad actual. Y aunque a simple vista pareciera que son temas diferentes, la realidad es que ambos están muy relacionados. El 49,5 por ciento de la población mundial son mujeres, es decir, que su voz representa a la mitad del planeta. De ahí que su visión sea clave en aspectos como la gestión ambiental, la administración de los recursos naturales o la toma de decisiones respecto a la lucha contra el cambio climático, por ejemplo.
Casualmente, a partir de las décadas del 60 y 70 ambos movimientos han cobrado, cada vez, mayor relevancia. Por un lado, el calentamiento global, la pérdida de biodiversidad o los fenómenos naturales extremos -como las tormentas o sequías- han despertado la preocupación general por encontrar la manera de mitigar tales desequilibrios ocasionados por la actividad humana. Por otro lado, el acceso igualitario a educación, empleo y salario, o la erradicación de la violencia de género son algunos de los reclamos para alcanzar la equidad de género.
Fechas como el 8 de marzo -declarado en 1975 el Día Internacional de la Mujer por las Naciones Unidas para conmemorar las protestas que más de un siglo atrás (1857) habían llevado a cabo las trabajadoras textiles en Nueva York pidiendo mejores condiciones laborales y la abolición del trabajo infantil– sirven para recordar y reivindicar las luchas femeninas. En esta ocasión, además, queremos reconocer a aquellas mujeres emprendedoras que, con su labor, contribuyen o han contribuido desde diferentes áreas a la protección del medioambiente.
El 8 de marzo fue declarado, en 1975, el Día Internacional de la Mujer por las Naciones Unidas
Es reconocida por sus estudios pioneros sobre el comportamiento social y familiar de los chimpancés. Durante más de 60 años, esta primatóloga nacida en Londres en 1934 se dedicó a documentar la vida de esta especie salvaje en el parque nacional Gombe Stream, en Tanzania. Fue la primera persona en identificar que el chimpancé -el animal con la genética más parecida a la del ser humano- es capaz de fabricar y utilizar herramientas, que no es vegetariano como se pensaba, que tiene rasgos individuales de personalidad y que posee pensamiento racional y emociones.
Gracias a sus revolucionarios descubrimientos, Goodall ha sido una de las pocas estudiantes admitidas en la Universidad de Cambridge para cursar un doctorado sin contar previamente con una licenciatura. Adicionalmente, fundó el Instituto Jane Goodall para apoyar la investigación y proteger el hábitat de los chimpancés, labor a la que aún dedica gran parte de su tiempo.
A pesar de su corta vida (murió en 1964, a los 56 años), el legado de esta bióloga marina y escritora estadounidense ha sido determinante para avanzar en la protección del medioambiente. Empezó a escribir historias sobre animales con tan solo ocho años, pero el éxito le llegó por sus libros sobre la vida en los océanos. Gracias a ello, obtuvo el prestigio necesario para convertirse en una voz autorizada. Durante sus últimos años, se enfocó en la conservación de los ecosistemas, denunciando especialmente los efectos negativos de los pesticidas sintéticos.
Dos años antes de su fallecimiento publicó ‘Primavera silenciosa’, un libro sin precedentes que captó la atención de la sociedad estadounidense y que fue el impulsor del nacimiento de las políticas sobre el control de pesticidas. Su impacto fue tal, que logró la prohibición en todo el país de sustancias muy utilizadas por la industria de la época.
El trabajo de Carson cimentó la creación de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos. A ella se le reconoce como la gestora del movimiento ecologista moderno y una de las inspiradoras de la posterior celebración, a partir de 1970, del Día de la Tierra.
A Rachel Carson se le reconoce como la gestora del movimiento ecologista moderno y una de las inspiradoras de la celebración del Día de la Tierra
La historia de Wangari Maathai es la de una mujer destinada a eliminar barreras para luchar a favor del medioambiente. Nacida en Kenia en 1940 en el seno de una familia kĩkũyũ -la etnia más numerosa del país-, aprendió a hablar inglés a los 11 años cuando empezó la escuela primaria. Más adelante, fue parte de los 300 kenianos seleccionados para estudiar en Estados Unidos gracias a un programa financiado por el entonces senador John F. Kennedy. Allí, se graduó en Biología antes de regresar a su país.
Luego, se convirtió en la primera mujer de todo el oriente de África en graduarse de un doctorado (en anatomía veterinaria). Alternó su trabajo como profesora en la Universidad de Nairobi con el liderazgo de diferentes instituciones en favor de la igualdad de género. Pero, sin duda, uno de sus mayores legados es el Movimiento Cinturón Verde, una iniciativa que combinaba la lucha contra la deforestación con la creación de empleo. En total, Wangari logró que en África se sembraran más de 30 millones de árboles.
Como reconocimiento a su contribución con los derechos de las mujeres y la protección del medioambiente, en 2004 recibió el Premio Nobel de la Paz, eliminando una barrera más al convertirse en la primera mujer africana en ganar esa distinción.
Todo un icono para las nuevas generaciones por su lucha contra el cambio climático, esta activista sueca (nació en Estocolmo, el 3 de enero de 2003) comenzó con tan solo 15 años y en solitario una huelga estudiantil todos los viernes frente al parlamento de su país para protestar por la falta de acción climática. Esta iniciativa ha servido de inspiración a miles de jóvenes, al punto de que estudiantes de más de 180 países han convocado protestas durante los últimos años en defensa del medioambiente.
La joven sueca ha escrito varios libros y ha pronunciado numerosos discursos en cumbres internacionales, en los que no ha tenido reparo alguno en censurar a líderes económicos y políticos por su inacción en la protección medioambiental. Sin duda, una de sus iniciativas más recordadas ha sido la de navegar en una embarcación libre de emisiones de carbono desde Plymouth, Inglaterra, hasta Nueva York, Estados Unidos, para participar en la Cumbre de Acción Climática de la ONU de 2019. Una vez allí, Thunberg pronunció una de sus frases más célebres: “¿Cómo se atreven?”, cuestionando la falta de medidas para proteger el planeta.
Su relevancia entre los jóvenes y la sociedad en general la ha llevado a estar incluida en la lista de las 100 personas más influyentes de la revista Time, al igual que en la compilación que elabora Forbes con las 100 mujeres más poderosas del mundo.