Industria química y transición energética: el papel clave del hidrógeno verde en España

22 julio, 2025

Transformar sectores intensivos en emisiones es uno de los grandes beneficios que aporta el hidrógeno verde. Tras analizar cómo este vector energético redefinirá la cadena de valor de la industria metalúrgica haciéndola más sostenible, esta vez hablamos sobre el impacto del hidrógeno renovable en el sector químico, convirtiéndose en uno de los protagonistas más determinantes de esta transición.

La industria química, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), es una de las ramas industriales con mayor consumo energético debido a su alta demanda de electricidad y gas: consume un 15 % del total nacional, incluyendo la fabricación de productos como fertilizantes, plásticos, pinturas y medicamentos.

El sector se enfrenta, por tanto, al desafío de reinventar sus procesos productivos sin perder competitividad. En este sentido, el hidrógeno verde emerge como un catalizador de esa transformación. Pero ¿qué papel exacto está jugando?

¿Por qué el hidrógeno verde es clave para la industria química?

La industria química utiliza hidrógeno desde hace décadas. Sin embargo, lo ha obtenido tradicionalmente a través de reformado de gas natural, un proceso intensivo en carbono que genera cerca de 10 toneladas de CO₂ por cada tonelada de hidrógeno producido, según la Agencia Internacional de la Energía (IEA). La electrólisis, en cambio, permite obtener hidrógeno sin emisiones directas si se alimenta con energía renovable.

La sustitución del hidrógeno gris por hidrógeno verde permitiría a las empresas cumplir objetivos climáticos sin comprometer su operativa

El hidrógeno es esencial en procesos como la producción de amoníaco, metanol, fertilizantes, resinas, y refinado de hidrocarburos. En el caso español, la Federación Empresarial de la Industria Química Española (FEIQUE) estima que el sector representa alrededor del 11,6 % del PIB industrial, siendo el segundo mayor exportador de la economía española. Es, además, una industria que emplea directamente a 240.100 personas, y hasta 816.200 personas si se contabilizan los empleos indirectos e inducidos.

La sustitución del hidrógeno gris por hidrógeno verde permitiría a las empresas cumplir objetivos climáticos sin comprometer su operativa ni depender de tecnologías aún no maduras.

El impacto del hidrógeno verde en la industria química

El hidrógeno puede desempeñar un papel clave en el proceso de fabricación de productos químicos primarios de dos formas principales:

  • Como materia prima directamente involucrada en la reacción química.
  • Como fuente de calor para impulsar los procesos industriales, en lugar del gas natural.

Veámoslo con más detalle. Y con ejemplos concretos que demuestran que esto ya está pasando.

Sustituir el hidrógeno gris por hidrógeno limpio

En muchas reacciones químicas industriales, el hidrógeno es un ingrediente fundamental. El problema es que hoy en día, la mayoría de ese hidrógeno se produce a partir de gas natural mediante un proceso que emite CO₂. Es lo que se conoce como hidrógeno gris ¿La solución? Sustituirlo por hidrógeno con menores emisiones, como el hidrógeno electrolítico, generado con electricidad renovable y agua.

Sustituir el hidrógeno gris utilizado en la producción química por hidrógeno con menores emisiones supondría un impacto positivo en sostenibilidad

¿Qué pasaría si todas las industrias químicas que hoy usan hidrógeno como materia prima cambiaran al hidrógeno renovable? Según estimaciones, las emisiones totales derivadas de la producción de productos químicos primarios podrían reducirse por encima de un 30 %. Una cifra nada desdeñable.

Usar hidrógeno como fuente de calor en lugar de gas natural

Otra vía para reducir emisiones es más sencilla de entender: cambiar el combustible. Actualmente, muchas plantas químicas utilizan gas natural para generar calor. La alternativa sería utilizar hidrógeno, que solo produce vapor de agua como residuo.

Este cambio se puede abordar de varias formas. Algunas instalaciones pueden sustituir sus calentadores por tecnologías más eficientes o electrificadas, como bombas de calor o resistencias eléctricas. Pero cuando hablamos de altas temperaturas —como las que requieren muchas reacciones químicas industriales—, la electrificación no siempre es viable ni económica. Ahí es donde el hidrógeno vuelve a brillar.

Usar hidrógeno como combustible de proceso en lugar de gas natural puede suponer un cambio radical en el impacto ambiental de estas industrias. Aunque la inversión inicial para adaptar o modernizar equipos puede ser significativa, los beneficios en términos de emisiones son enormes. Además, en algunos casos, esta es la única opción realista a corto plazo para descarbonizar procesos térmicos difíciles de electrificar.

España se encuentra entre los países con mayor despliegue de proyectos de electrólisis: impulsa el 20 % de los proyectos en marcha en Europa

España está consolidándose como uno de los países más relevantes en el desarrollo del hidrógeno renovable a nivel mundial. Según el informe Hydrogen Insights de Hydrogen Council y McKinsey, España se encuentra entre los países con mayor despliegue de proyectos de electrólisis, junto a India, Taiwán y Suecia. A escala europea, la IEA destaca a España en materia de transición energética, que impulsa el 20 % de los proyectos en marcha en el continente.

Política industrial e incentivos

El marco público ha sido clave para movilizar esta oleada de proyectos. En 2023, el Gobierno español actualizó el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC 2023-2030): una apuesta por el hidrógeno renovable que marca como objetivos alcanzar 12 GW de electrolizadores para producir hidrógeno verde y 19 GW de autoconsumo. Esta actualización también incluye un objetivo ambicioso para los combustibles renovables de origen ni biológico en la industria, pasando de un 25 % a un 74 % para 2030.

Los datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico indican que el consumo de hidrógeno en España se sitúa en torno al medio millón de toneladas al año, mayoritariamente hidrógeno gris, utilizado como materia prima principalmente en refinerías (alrededor de un 70 %) y en fabricantes de productos químicos (25 %).