La transición hacia una movilidad sin emisiones ha posicionado al hidrógeno renovable como una alternativa prometedora en segmentos de difícil electrificación. En este aspecto, la posibilidad de repostar con hidrógeno en España depende en gran medida del desarrollo de una infraestructura adecuada.
A nivel europeo, el sector del transporte nacional es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero con un 23,8 % del total, conforme datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente para 2022. En España, tiene un peso incluso superior, siendo el primer emisor con un 30,4 % del total de las emisiones de gases de efecto invernadero del país, según el Inventario de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero de ese mismo año.
La regulación europea englobada en el paquete legislativo Fit for 55 recoge una serie de actuaciones encaminadas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de, entre otros, el sector del transporte. Algunas de las líneas de actuación implantarán, por ejemplo, el comercio de derechos de emisión para el sector del transporte a partir de 2027 o la penalización a los fabricantes de vehículos de transporte pesado (camiones) en función de las emisiones de gases de efecto invernadero de los vehículos que vendan desde este mismo año. Estas medidas se sumarán a las que pudieran adoptarse a nivel nacional como el aumento de la fiscalidad asociada al combustible diésel.
Adicionalmente, Fit for 55, a través del Reglamento AFIR (Alternative Fuel Infrastructure Regulation) persigue el desarrollo de una red de repostaje de hidrógeno a lo largo de la red básica de la Red Transeuropea de Transporte (RTE-T) y en los nodos urbanos nacionales.
Según GASNAM, actualmente hay en el territorio nacional 13 estaciones de repostaje de hidrógeno en operación, aunque solo dos se encuentran abiertas al público, y una de ellas con cita previa, ya que el resto son instalaciones privadas donde sólo se podría repostar mediante acuerdo. Estas instalaciones se distribuyen en diversas provincias, incluyendo Madrid, Barcelona, Zaragoza, Valencia o Albacete, entre otros lugares.
El objetivo conforme el Reglamento AFIR es que la red de estaciones de repostaje de hidrógeno en España se amplíe, con el objetivo de alcanzar un determinado umbral mínimo, tanto en extensión como en capacidad, de forma que pueda cubrir las necesidades de un parque de vehículos creciente que opere con hidrógeno. Este objetivo de desarrollo de estaciones de repostaje de hidrógeno en España se concretará en el futuro Marco de Acción Nacional, que deberá estar definido, a mas tardar, el 31 de diciembre de este 2025, y que deberá incluir también las medidas para promover la implantación de estas infraestructuras.
Actualmente hay en el territorio nacional 13 estaciones de repostaje de hidrógeno
Existen proyectos de diversas compañías orientados a hacer cada vez más creciente la disponibilidad de estaciones de repostaje a nivel nacional, para permitir que los usuarios tengan una mayor accesibilidad a esta tecnología, fomentando así un futuro más sostenible y eficiente.
De hecho, empresas como Scale Gas, filial de Enagás, han tomado la iniciativa en este sentido. Recientemente, Scale Gas ha recibido fondos del Mecanismo Conectar Europa (CEF) para desplegar seis estaciones de repostaje de hidrógeno en España abiertas al público y así atender las necesidades de descarbonización de segmentos en movilidad de difícil descarbonización. El objetivo de la compañía para 2030 es contar con 12 estaciones de repostaje, en línea con los mencionados Reglamento AFIR y futuro Marco de Acción Nacional.
La red de estaciones de repostaje de hidrógeno de este proyecto, llamado ECOhynet, suministrará hidrógeno generado a partir de fuentes renovables, al menos a 700 bares de presión, para vehículos ligeros y pesados, con una capacidad de suministro de 1.000 kg/día, tal y como establece el Reglamento AFIR.
La construcción de estas estaciones de repostaje de hidrógeno en España comenzará en 2025 y se espera que entre en operación en 2027. Esta red formará parte de los corredores Atlántico y Mediterráneo de la red básica de la Red Transeuropea de Transporte.
El enfoque de este proyecto impulsado por Scale Gas se basa en una visión integral a través de plataformas que agrupan toda la cadena de valor para ofrecer servicios de suministro de hidrógeno a flotas.
Scale Gas, filial de Enagás, planea desplegar seis estaciones de repostaje de hidrógeno en el territorio nacional
Actualmente, el Gobierno, en su Hoja de Ruta del Hidrógeno, ha fijado el objetivo de implementar una red de entre 100 y 150 estaciones de repostaje públicas para 2030.
Este objetivo se actualizará con el nuevo Marco de Acción Nacional y deberá recoger las estaciones mínimas necesarias para cumplir con el Reglamento AFIR y asegurar el suministro de hidrógeno a lo largo de la red TEN-T y en los nodos urbanos. En concreto, a más tardar el 31 de diciembre de 2030, deberá existir una estación de repostaje de hidrógeno de acceso público a una distancia máxima de 200 km entre ellas, a lo largo de la red básica de la RTE-T, y en cada nodo urbano nacional.
Adicionalmente, el Marco de Acción Nacional deberá incluir las acciones y medidas necesarias para garantizar la consecución de estos objetivos.
El hidrógeno permite autonomías que superan los 600 km con una carga de solo 3 a 5 minutos en el caso de turismos
Uno de los grandes atractivos del repostaje de hidrógeno como alternativa de movilidad es que su proceso es prácticamente idéntico al de la gasolina o el diésel, lo que facilita su adopción sin necesidad de cambios drásticos en las costumbres de los conductores.
¿Cómo funciona el repostaje con hidrógeno? El usuario solo tiene que conectar la manguera del dispensador de hidrógeno al boquerel de carga del vehículo, de forma similar, por ejemplo, al del gas natural comprimido convencional. Una gestión adecuada del hidrógeno por la estación de repostaje permite llenar el tanque en menos de 5 minutos.
A diferencia de la carga de un vehículo eléctrico, que puede tardar entre 30 minutos y varias horas dependiendo de la capacidad de la batería y el tipo de cargador, el hidrógeno permite autonomías de más de 600 km con una carga de solo 3 a 5 minutos en el caso de un turismo, ofreciendo una experiencia más ágil.
A diferencia de los combustibles tradicionales, su uso en vehículos de pila de combustible no emite CO₂ ni otros contaminantes atmosféricos, generando únicamente vapor de agua como residuo.
El hidrógeno es particularmente ventajoso para flotas comerciales, transporte pesado tanto de mercancías como de viajeros, que requieren de elevadas cantidades de energía, de cierta autonomía y tienen limitaciones operativas por elevados tiempos de parada por repostaje. Es en estos casos donde la rapidez en el suministro y la autonomía son factores clave de eficiencia operativa, y por tanto es donde el hidrógeno ofrece soluciones más adecuadas.
El hidrógeno renovable es, por tanto, una de las soluciones a tener en cuenta en la descarbonización del sector del transporte, y que va a contribuir a hacer más sostenible la movilidad del segmento profesional del transporte a futuro.